Detenido el histórico narco Alfredo Cordero en relación con un alijo de más de diez kilos de heroína

s. l. l., j. r., l. p. VILAGARCÍA / LA VOZ

GALICIA

La operación por la que fue arrestado todavía está en marcha y que se desarrolló en varias provincias españolas

13 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Llevaba una vida aparentemente tranquila en los últimos años. Desde que dejó la prisión tras cumplir condena por uno de los mayores alijos de cocaína confiscados en las costas asturianas, el histórico narcotraficante Alfredo Cordero vivía con su familia en Vilanova y gestionaba un bar en la playa de O Terrón. Pero ese retiro dorado se frustró en los últimos días, cuando fue detenido en relación con un alijo de más de diez kilos de heroína, una operación que todavía está en marcha y que se desarrolló en varias provincias españolas.

Aunque no se conocen los detalles de la operación, sí se sabe que las detenciones corrieron a cargo de la unidad central de la Udyco de la Policía Nacional en Madrid, y que Cordero no es el único detenido. De hecho, hubo registros y arrestos en Galicia, Asturias y también en la capital de España.

Conocido por el apodo de Engarellas, el historial de Alfredo Cordero es muy amplio. La primera vez que fue detenido fue con motivo de la famosa Operación Nécora -de la que se cumplirán en junio 25 años-, pero como otros muchos que cayeron entonces en las redes del juez Baltasar Garzón, resultó absuelto y libre para emprender nuevas aventuras.

La más conocida, y la que le costó una larga condena, fue el frustrado desembarco de 5.000 kilos de cocaína en el año 1997 en una cala de Tapia de Casariego (Asturias). Un vecino de la zona se topó de casualidad con los fardos y frustró el desembarco de la droga. Por esa operación se detuvo a Ramiro Gómez Buceta, pero cuando las fuerzas de seguridad fueron a por Alfredo Cordero, el vilanovés ya se había dado a la fuga. Tres años después se le detuvo por fin, y no estaba muy lejos, ya que vivía discretamente en un piso de Vila de Cruces en el que la Policía Nacional halló numerosa documentación falsificada con fotos del detenido.

Fue condenado a 18 años de cárcel, aunque por su buen comportamiento salió antes de prisión para llevar una vida discreta en Vilanova. Esta última detención, por un importante alijo de heroína, parece demostrar que pese a sus 62 años, el histórico narco no solo no pensaba en retirarse, sino que sigue usando las mismas artes con las que despistaba de joven a la policía, aparentando una vida tranquila mientras organizaba importantes desembarcos de droga.