«La pérdida de niños es la peor descapitalización de un país»

Sofía Vázquez
Sofía Vázquez REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

XOÁN A. SOLER

El investigador asegura que Galicia tiene futuro si no se resigna y no mira hacia otro lado: «Si logra revertir la situación, será un ejemplo en Europa»

24 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Argumenta que en los Porsche Cayenne no hay sillitas de niños, o que los funcionarios con buenos trabajos tienen incluso menos o tantos hijos como los trabajadores sin estabilidad laboral. ¿Será que para los de alta renta, el lujo es tiempo dedicado al ocio cool y mira por dónde los niños son grandes consumidores de tiempo? Manuel Blanco Desar, economista y abogado, acaba de coordinar el libro Galicia: un pobo con futuro? (editado por Xerais y el Museo do Pobo Galego), en el que se habla con pasión y rigor sobre la tragedia demográfica de Galicia y sus soluciones.

-¿Por qué los economistas no ponderan en sus previsiones mejor la demografía?

-Nunca hacen cuentas generacionales. Piensan en términos de déficit presupuestario anual, deuda pública acumulada al año en curso, desempleo y tipo de interés. Poco más. Consideran inocuo que la media de edad de la población sea de 30 o de 50 años, algo que comprende cualquier bachiller que no es lo mismo de cara al futuro. Más graves que el déficit y la deuda públicos son el déficit y la deuda demográficos. La deuda pública se puede reestructurar, refinanciar, revocar o condonar. La deuda demográfica no. La única salida es el colapso o una inmigración masiva.

-Una pérdida de niños ¿es peor que una descapitalización?

-Esa es la peor descapitalización y, además, una desnacionalización del capital más valioso, el capital que garantiza nuestro futuro como sociedad cohesionada. A medida que tenemos menos capital humano fértil todo tiende a depreciarse e incluso a devaluarse. Implica una futura caída de la demanda, de la inversión, del precio de los inmuebles en los que la mayoría convierte sus ahorros, una subida de impuestos para financiar los costes de una sociedad senescente. Con fecundidades como la gallega o la española, ni siquiera con productividades a la alemana para dentro de 20 años -caso de alcanzarlas, lo que es improbable con nuestro pésimo sistema educativo e investigador- será posible que menos jóvenes sostengan a más ancianos, con un nivel de prestaciones sanitarias o asistenciales equivalentes a las actuales.

-Siempre se puede pensar en la solidaridad de otros territorios.

-La solidaridad no es ilimitada. ¿Qué es mejor: ser receptor o emisor de solidaridad? Sin duda emisor. Por otro lado resulta dudoso que una sociedad que está erradicando la fraternidad (cada vez son más los hijos únicos que además son nietos y hasta sobrinos únicos) esté dotada para la solidaridad. En cuanto a la solidaridad interterritorial, la realidad de otros Estados descentralizados o de la propia UE es concluyente: los que viven en territorios más prósperos se resisten a mantener transferencias netas indefinidas, incondicionadas e ilimitadas. Canadá, Alemania, Bélgica, la misma UE son ejemplos claros.

-En términos micro, ¿cómo se explica esto?

-Los vecinos de un edificio no pueden pensar que sus necesidades sanitarias y asistenciales en la vejez van a ser antes costeadas por el único niño del 4ºF que por los hijos que no tienen, ni por los más afortunados del último piso. Además, el niño del 4ºF ya tiene que costear las necesidades de sus progenitores, en justa reciprocidad con ellos como contribuyentes vitales.

-Si es caro tener hijos, ¿por qué hay quien aún los tiene?

-Porque por fortuna las madres y los padres no son contables. Obsérvese que los ciudadanos en edad fértil que conducen BMW son menos fecundos que los que conducen Citroën. Esos BMW apenas llevan sillitas. No por doblar la renta per cápita se dobla la fecundidad. También Galicia con más renta y menos paro que Andalucía o Extremadura es más infecunda. Incluso los griegos han sido más fecundos que los alemanes durante la crisis.

-¿Hay soluciones?

-Hay que intentarlo. Lo primero es forjar un gran consenso civil y político. Después podemos pensar en informar mejor a la población, publicando el saldo vegetativo diario; introducir la renta per cápita de la unidad económica de convivencia para pagar todos los tributos; establecer un comisariado dependiente del Parlamento por mayoría reforzada para implementar medidas de alcance generacional; introducir la evaluación de impacto demográfico de todas las políticas públicas; reconocer socialmente a los contribuyentes vitales y mejorar la conciliación. Francia e Irlanda lo han conseguido.

-Pregunta capciosa: ¿No podríamos importar una colonia de chinos?

-Desde el absurdo económico quizá cueste menos importar a jóvenes formados que criar niños. Pero si analizas los problemas que están surgiendo ahora en la Europa próspera se observa que todos están relacionados con la inmigración.

-¿Galicia, ¿tiene futuro?

-Demógrafos como Wolfgang Lutz sostienen que cuando una sociedad baja de 1?3 hijos por mujer ya no hay remedio. Algunos nos negamos a aceptar la derrota y el colapso. Mientras hay vida, si hay determinación, también hay esperanza. Galicia tiene futuro si no se resigna y mira hacia otro lado. Llevamos dos décadas con la fecundidad más baja de Europa, a excepción de Asturias. Así no podemos seguir. Por eso es ilusionante un libro como Galicia: un pobo con futuro? O noso devalo demográfico. Y si Galicia logra revertir su situación servirá de ejemplo a España e incluso a Europa.