Rajoy planea generales el 20 de diciembre

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

GALICIA

Pilar Canicoba

El Gobierno trabaja para justificar el retraso de los comicios en la necesidad de presentar unos Presupuestos expansivos, mientras el PSOE da por hecho que no habrá elecciones en noviembre

23 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Los cálculos que se hacen en Galicia y en el resto de España dan por hecho que las elecciones generales serán en noviembre. Pero lo cierto es que, casi con total seguridad, y a no ser que concurran circunstancias absolutamente excepcionales, los comicios se celebrarán en diciembre. Y, con mucha probabilidad, el 20 de ese mes, según las fuentes consultadas por La Voz de Galicia. La razón de esa fecha, que supone retrasar en un mes la de los anteriores comicios, celebrados el 20 de noviembre del 2011, no es solo el convencimiento de Rajoy y sus estrategas de que cuanto más tarden en ir a votar los ciudadanos más habrán notado en su bolsillo la mejora de la economía. Cuenta también, y mucho, la intención del presidente de presentar unos Presupuestos expansivos antes de someterse al veredicto de las urnas, para recuperar así parte del voto perdido con los recortes. Si el Gobierno fijara las elecciones para el 22 o el 29 de noviembre, las Cortes tendrían que disolverse a finales de septiembre o primeros de octubre, y ni siquiera se podrían presentar unas cuentas públicas para el 2016. Además, se disolvería el Congreso inmediatamente después de las catalanas, algo que Rajoy no considera apropiado.

La ley establece que la convocatoria de las elecciones debe hacerse como muy tarde 25 días antes de la «expiración del mandato de las respectivas Cámaras». Si se da por bueno que el mandato concluye el 20 de noviembre, la fecha tope para firmar la convocatoria de los comicios sería el 27 de octubre, lo que llevaría las elecciones generales al 20 de diciembre, ya que se celebran siempre 54 días después de convocarse. Esa es a día de hoy la fecha marcada para las elecciones generales. Eso forzaría al Gobierno a presentar en el Congreso unos Presupuestos para el 2016, aunque decaerían 27 días después al disolverse las Cortes, ya que la ley obliga a presentar un proyecto de Presupuestos «al menos tres meses antes de la expiración de los del año anterior». Es decir, el 1 de octubre. Eso es lo que desea Rajoy porque así, a pocos días de las generales, exhibiría unas cuentas públicas expansivas que serían todo un programa electoral e incluirían caramelos como la devolución de la paga extra a los funcionarios. Aunque es consciente de que será imposible aprobar esos Presupuestos, y de que se prorrogarán los del 2015, el Gobierno trabaja como si se fueran a sacar adelante. En abril remitirá a la Comisión Europea el programa de estabilidad y en junio se establecerá el techo de gasto, primer paso para la elaboración de las cuentas públicas.

El Ejecutivo teme que el retraso pueda volverse en su contra si no se razona bien, pero un argumento de peso, que sería apoyado por el poder económico y hasta por la Comisión Europea, sería marcar la senda de unos Presupuestos para el 2016 que garantizarían todos los compromisos con la UE y, en caso de derrota del PP, condicionarían en parte los que tendría que elaborar un hipotético Gobierno de Podemos con el PSOE. La jugada es tan clara que, según fuentes consultadas por La Voz, los socialistas tienen ya descartado que las generales sean en noviembre y trabajan con la hipótesis de que se celebren a finales de diciembre.

Soraya en Galicia, por fin

Miembros del PPdeG y de la Xunta llevan tiempo expresando en privado su descontento con el escaso apego de Rajoy a aparecer por Galicia desde que es presidente, más allá de sus vistas vacacionales. Sobre todo en relación con sus continuos viajes a Cataluña. Pero casi más pesadumbre causa la nula presencia en Galicia y la escasa relación con el PP gallego de la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría. La convención del PPdeG de este fin de semana, a la que asiste la número dos del Gobierno, es buen momento para la reconciliación.

Barreiro despeja su futuro judicial, pero no el político

Aunque acaba de ver despejado su futuro judicial, José Manuel Barreiro no acaba de cuajar como político con proyección nacional pese a la plataforma que supone ser portavoz del PP en el Senado. Barreiro gana cuando defiende los intereses gallegos, pero pierde peso cuando abandera discursos nacionales. Sale desfavorecido en comparación con su predecesor, Pío García Escudero, aunque este tuvo la ventaja de ejercer como látigo de Zapatero. Pero también pierde en una comparación algo más justa, con Esteban González Pons, que fue portavoz en el Senado con Aznar y salió catapultado del cargo. La vuelta de Barreiro a Galicia no es descartable.

Ciudadanos aspira a ser la bisagra gallega en el 2016

De momento, no llegan a 400 afiliados en toda Galicia y ya han tenido serios problemas entre ellos, que han llevado a la destitución de su dirección en A Coruña. Saben que aquí no lo tienen tan fácil como en Cataluña. Pero Ciudadanos, el partido de moda cuyo soufflé sube imparable en los sondeos, aunque a menor ritmo que el de Podemos, aspira a tener algo que decir en Galicia. Entienden que aquí el duelo es del PP contra todos los demás. Y que robar un escaño al PP en las autonómicas podría bastarles para convertirse en bisagra. Al igual que ocurre con la de Madrid, la maquinaria popular gallega no tardará en ponerse en marcha contra ellos.