Al ladrón del Códice podrían embargarle el resto de sus bienes para pagar a Hacienda y a la Iglesia

Xurxo Melchor
xurxo melchor SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Deberá devolver los 2.447.590 euros robados a la basílica y pagar a Hacienda 536.850 euros por las dos multas que se le han impuesto

20 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Los diez años de cárcel a los que ha sido condenado el ladrón del Códice Calixtino es posible que no sean el mayor de los problemas a los que se va a tener que enfrentar la familia de Manuel Fernández Castiñeiras. La sentencia tiene graves consecuencias económicas para el exelectricista de la catedral de Santiago y su esposa, Manuela Remedios Nieto, también condenada por blanqueo de capitales. El matrimonio deberá devolver los 2.447.590 euros robados a la basílica y pagar a Hacienda 536.850 euros por las dos multas de 268.425 euros que les han impuesto. Además, les van a decomisar los dos inmuebles comprados con el dinero ilícito, un apartamento en la playa de A Lanzada (Sanxenxo) y el piso de O Milladoiro (Ames) en el que vive actualmente su hijo. La medida afecta a su vez a cuatro plazas de garaje y dos trasteros.

Pero eso no es todo. El ladrón del Códice y su esposa se exponen a que les embarguen el resto de sus bienes para que Hacienda pueda cobrar las multas por blanqueo y la Iglesia lo que queda de su indemnización, toda vez que de los 2,4 millones ya han recibido los 1,7 que fueron hallados en los registros de las cuatro viviendas de Castiñeiras.

En total, el ladrón del Calixtino y su mujer aún deben reunir 1.284.440 euros para satisfacer los pagos a los que les condena la sentencia. La investigación a la que fueron sometidos reveló que en sus cuentas bancarias había menos de 70.000 euros, por lo que también podrían perder tanto el piso en el que vivían en O Milladoiro (Ames) como la casa que la mujer heredó de su familia en Negreira.

A esto hay que añadir que deberá devolver al exdeán de la catedral, José María Díaz, los 2.720 euros que le robó y que aún está a la espera del juicio por apoderarse de las cartas a sus vecinos, en el que muy probablemente también le condenarán y por el que también tendrá que pagar indemnizaciones a los afectados.