Luis Lamas: «Merezco el castigo y lo asumo»

Serafín Lorenzo SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Sandra Alonso

Admite que su continuidad en el cargo enturbiaría la comparecencia parlamentaria del presidente de la Xunta sobre corrupción, pero achaca su dimisión a solo una «posible incompatibilidad»

23 ene 2015 . Actualizado a las 08:43 h.

Al ya expresidente de Sogama, Luis Lamas (Lugo, 1971), le molesta que se sugiera que le abrieron la puerta al trascender que el Centro Agroalimentario de Lugo, del que es tesorero, adjudicó una asesoría al bufete del que es socio. En todo caso, admite que su continuidad enturbiaría el martes la comparecencia parlamentaria de Feijoo sobre corrupción, en la que no quiere que puedan usar su nombre. «Conozco las reglas, las asumo y me voy a casa».

-¿Que le lleva a dimitir?

-Aquí hay dos esferas: la legal y la política. Nadie ha puesto en duda la legalidad de ese contrato. Pero las circunstancias actuales no permiten diferenciar. La gente se queda con la idea de outro máis. A eso no estoy dispuesto. Es la esfera política, y desde ese punto de vista tengo que irme. La semana que viene habrá un pleno sobre corrupción en el Parlamento, pero este es un caso de posible incompatibilidad. Esto no es un debate jurídico, sino político. No me aferro al cargo.

-El martes, antes de dejarlo, defendía que no incurría en incompatibilidad alguna. Aunque lo mantiene, ha dimitido.

-Creo que no la hay. Pero es opinable, como todos los dictámenes, sentencias y autos. Hay responsabilidad política y la asumo.

-¿Pero qué pasó entonces entre el martes y el miércoles para que se decidiera a marcharse?

-Llamé a la conselleira [de Medio Ambiente, Ethel Vázquez] el mismo martes y le dije que creía que me tenía que ir. Nos citamos ayer [por el miércoles] a las 19.30 horas y le presenté mi dimisión.

-¿Y no recibió indicaciones de la conselleira en ese sentido?

-Ninguna.

-¿Tampoco del presidente de la Xunta o del vicepresidente?

-Tampoco. El presidente me llamó después de reunirme con la conselleira, cuando estaba camino de Lugo, a eso de las 20.45 horas. Me molesta que se haga ver que hubo presiones. No las hubo.

-Pero usted mismo ha recordado que Feijoo presentará el martes en el Parlamento su plan contra la corrupción. ¿Entiende que su caso lastraría esa comparecencia?

-Claro que lo entiendo. Las decisiones tienen un coste de oportunidad. Si esto sucede hace cinco años, todo el mundo diría que, aunque fuese cierto, este caso es una majadería. Pero en estos tiempos esto no es así. Este es un país muy pendular y si no nos hubiéramos pasado con determinadas conductas no estaríamos así. Estas son las reglas. Las conozco, las asumo y me voy para casa. Tengo 43 años, llevo desde los 16 en el PP y no quiero hacer nada que perjudique al partido. Pero, además, tengo familia, y no quiero bajo ningún concepto que usen mi nombre en un debate parlamentario sobre corrupción.

-La oposición presionó mucho horas antes de que usted hiciera pública su dimisión, y emplazó a Feijoo a adoptar medidas.

-La oposición pidió tres veces en los últimos dos años mi cese. Está en su derecho. Seguramente ellos tendrán ahora algún problema con determinadas conductas.

-¿Estaba usted al tanto de que el bufete del que es socio concursó por ese contrato del Centro Alimentario de Lugo?

-Sí, no voy a negarlo.

-¿Y sin embargo no lo evitó?

-No. Y ahí es donde está mi falta de celo. No vi ningún problema, porque no ejerzo [como abogado en el bufete]. Cuando se adjudica el contrato, el Cetal lo mira desde el punto de vista de la ley de fundaciones. Es legal. Pero el problema no está ahí. Me tenía que haber preocupado. No lo hice. Merezco el castigo y lo asumo.

-No deja de ser paradójico que caiga por algo ajeno a su gestión en Sogama, tras resistir los ataques políticos por la subida del canon que cobra a los concellos.

-Sí, pero la política es así. Son sus reglas y hay que aceptarlo.

-¿Deja Sogama a salvo de incertidumbres contables que puedan complicar su viabilidad?

-Está perfectamente a salvo.