El gallego que mató a su mujer y a su suegra en Vizcaya premeditó el crimen

ourense / la voz

GALICIA

La asociación Clara Campoamor pedirá que el imputado sea condenado a 25 años de cárcel por cada uno de los asesinatos

23 ene 2015 . Actualizado a las 08:55 h.

El imputado por el doble crimen de Abadiño (Vizcaya), el ourensano Benito Quintairos, mató a su suegra cinco horas después de acabar con la vida de su mujer el 10 de diciembre del 2014, según los informes de los que dispone la acusación particular, ejercida por la asociación Clara Campoamor. Esta parte considera que ello demuestra que cometió los asesinatos con «premeditación y alevosía».

En declaraciones a Europa Press, la presidenta de Clara Campoamor, Blanca Estrella Ruiz, afirmó que pedirán que el imputado sea condenado a 25 años de cárcel por cada uno de los asesinatos. Además, pretende que también se le juzgue por maltrato continuado a su esposa.

La acusación particular quiere pedir la prisión provisional para el asesino confeso hasta que se celebre juicio, y solicitará que se le aplique la acumulación de penas prevista en el artículo 76 del Código Penal, que establece el cumplimiento efectivo de 40 años cuando el procesado haya sido condenado por dos o más delitos y, al menos, dos de ellos estén castigados con pena superior a 20 años.

Clara Campoamor se personó como acusación particular después de que la familia le pidiera que la representara en el procedimiento. Al principio, el Ayuntamiento de Abadiño estudió personarse, pero decidió no hacerlo tras conocer que la asociación defenderá los intereses de los familiares de las víctimas. La acusación particular cree que Benito Quintairos, de 55 años y natural del pueblo ourensano de Atás, en el municipio de Cualedro, había planificado el doble crimen para emprender una nueva vida «junto a su amante» y quedarse con los bienes de su esposa.

Por ello, considera que mató a golpes a su mujer, Mari Luz Alejo, de 58 años, y ahogó con una almohada la madre de esta, Amelia Rodríguez Sardón, de 88, para, posteriormente, fingir que él mismo había sido objeto de un asalto en su carpintería en la que fue encontrado, en medio de un incendio, supuestamente herido y colgado de un montacargas antes de que se descubriera el crimen en su domicilio. Todo, según confesó el sospechoso a la Ertzaintza, había sido provocado por él para intentar despistar.