Esas «demandas» de Castiñeiras fueron primero ser empleado fijo de la catedral. Había estado años y años trabajando como autónomo sin contrato ni seguridad social y pretendía estar en plantilla. Sin embargo, sucedió justo todo lo contrario. La catedral decidió contratar a una empresa para encargarse de las tareas de mantenimiento y prescindió de sus servicios. Fue entonces cuando decidió denunciar el caso en los juzgados y reclamó una indemnización que hasta ahora se había dicho que era de 43.000 euros, pero que ayer el exdeán cifró en «40 millones de pesetas (240.400 euros)». Quizás al clérigo, de 84 años, la memoria o la confusión entre euros y pesetas le jugó una mala pasada.
Pese a que ya no trabaja allí, Fernández Castiñeiras siguió yendo cada día a la catedral compostelana. Él dice que a rezar, el fiscal que a robar hasta 2,3 millones de euros entre el año 2000 y el 2011. También parece que a hacerse con miles de documentos oficiales, especialmente de los despachos del administrador y del exdeán, al que también habría sustraído más de 2.000 euros de su propia casa particular, a la que el electricista iba a hacer «algún trabajo de mantenimiento».