Un mínimo de diez jornadas necesitará el tribunal compostelano de la Audiencia Provincial para poder declarar visto para sentencia el caso del robo del Códice Calixtino. Por el salón de bodas de los juzgados de Santiago, donde se celebrará la vista, pasarán en esos días más de sesenta testigos, entre los que figura la plana mayor de la catedral, como su actual deán, Segundo Pérez López, o los canónigos Juan Filgueiras Fernández y Daniel Lorenzo Santos, que es también presidente de la Fundación Catedral. Todos ellos, junto a Santiago Ferreiro Fernández, director del Seminario Mayor, tienen previsto declarar en la tercera jornada de la vista oral.
En la cuarta, además del exdeán, José María Díaz, que es actualmente canónigo emérito, declararán otros dos canónigos del cabildo: Luis Otero Outes y Manuel Iglesias Pérez. También acudirá ese mismo día al juicio Pedro Ceán Pose, que es el contable de la catedral. Entre los policías que prestarán declaración como testigos durante el juicio figura el propio comisario del Cuerpo Nacional de Policía de Santiago, Simón Sabariz Rolán, una presencia que pone de manifiesto la notoriedad del caso.
Seis peritos
Además de los más de sesenta testigos que desfilarán ante el tribunal que juzgará desde hoy mismo al ladrón confeso del Códice, también tendrán que ofrecer su testimonio seis peritos. Entre ellos, técnicos especialistas de la policía científica y un psicólogo que aporta la abogada defensora que, según aseguran, habría tratado como paciente a Manuel Fernández Castiñeiras. Entre sus conclusiones figura que el acusado padece un trastorno que ya presentaban otros de sus familiares por el que tendría tendencia a la acumulación de objetos. Un argumento que es el que van a alegar en el otro juicio que tiene pendiente el imputado por haberse apropiado presuntamente del correo de sus vecinos, que apareció en su vivienda en los registros que hizo la policía.
Finalmente, el tribunal también escuchará los testimonios de algunos de los vecinos del edificio de la avenida Rosalía de Castro de O Milladoiro (Ames) en el que vivía Manuel Fernández Castiñeiras junto a su esposa antes de ser detenido. Uno de ellos relatará cómo fue hallada la maleta que estaba en el patio de luces del inmueble y en la que había guardados casi 600.000 euros en metálico.