Un extraño botín de tarjetas e incluso resultados médicos

Xurxo Melchor
Xurxo Melchor SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Tenía hasta 70 cartas de un solo vecino, porque la policía cree que se cebaba con aquellos con los que tenía mala relación

14 ene 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Años y años estuvieron los vecinos del ladrón confeso del Códice atribulados por la misteriosa desaparición de cartas que esperaban y jamás llegaban. La razón es que, según el fiscal, Manuel Fernández Castiñeiras no solo tenía la mano larga para desplumar la caja fuerte de la catedral de Santiago, sino que también tenía tendencia a abrir los buzones de sus vecinos y llevarse el correo. El misterio del correo desaparecido se resolvió al tiempo que el de la desaparición del Códice y causó a la policía casi la misma sorpresa que el hallar los enormes fajos de billetes que el electricista se llevó presuntamente de la catedral.

Cuando se practicaron los registros en los pisos que Fernández Castiñeiras tiene en O Milladoiro (Ames), A Lanzada (Sanxenxo) y Negreira aparecieron decenas de cartas de los vecinos. El botín era más bien extraño. Había envíos postales sin importancia, pero también documentos cuyo extravío sin duda debió de causar más de un desvelo a los afectados. Tarjetas bancarias y sanitarias, algún DNI e incluso el resultado de alguna prueba médica. ¿Para qué los quería? La policía cree que era una forma de venganza y que se cebaba con aquellas personas con las que mantenía una mala relación.

La razón por la que los investigadores llegaron a esta conclusión es porque hay familias, cinco concretamente, especialmente afectadas por el robo de correspondencia. El caso más significativo es el de un vecino del que fueron hallados en poder de Fernández Castiñeiras hasta setenta envíos postales. Para los agentes que llevaron la investigación, el ladrón del Códice actuaba de un modo «consciente y sistemático» y «con una clara intencionalidad» en contra de algunas familias. Curiosamente, las más afectadas son las que han declarado que no tenían buena relación con él y que le describieron como una persona «conflictiva».

Aunque también encontraron cartas de otros lugares la gran mayoría de los afectados por los robos de cartas viven en el mismo edificio en el que el ladrón confeso del Códice Calixtino tenía fijada su residencia habitual: en el portal 2 del número 27 de la avenida Rosalía de Castro de O Milladoiro. Además de a sus vecinos, el fiscal también le acusa de haber violado el correo de algunos clérigos de la catedral de Santiago. En total, se han registrado 162 delitos contra la intimidad.