Si milita en el PSOE y ve corrupción, mejor cállese

Laureano López
Laureano López CAMPO DE BATALLA

GALICIA

11 ene 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Para el PSOE, lo «mejor» que puede hacer Carlos Príncipe, que fue alcalde de Vigo y ahora ha sido expulsado por denunciar casos de nepotismo y corrupción en el Concello, es «callarse y marcharse con dignidad». En los partidos políticos se habla mucho de democracia interna, de libertad de expresión, pero a la hora de la verdad, pasa lo que pasa. Esta hora de la verdad llegó para Carlos Príncipe, un verso libre de los socialistas que, como al coruñés Francisco Vázquez, es difícil ubicar en un partido que trata de reinventarse cada media hora. César Luena, secretario de organización y producto genuino de la última reinvención, es el autor de esas declaraciones, cuyo objetivo es dejar claro que en el PSOE no existe la corrupción y que, por si acaso, solo faltaría que un militante accionase el ventilador. Es sorprendente que el PSOE se limite a expulsar a Príncipe y le exija silencio sin aclarar qué investigaciones, a raíz de su denuncia, ha hecho. Porque las gravísimas acusaciones, procedentes, por cierto, de una persona que conoce bien la vida municipal de Vigo, exigen que se sepa toda la verdad, o todas las mentiras. En lugar de eso, para defender al actual alcalde de Vigo el PSOE ha decidido actuar precisamente al estilo Abel Caballero, dando cero explicaciones, torciendo el gesto, mandando callar, también a los periodistas. El propio Besteiro, tras aclarar que no tiene nada que objetar a la expulsión, dijo que hay cosas más importantes de las que hablar, como acabar con el paro... Que Feijoo (que podía preocuparse más, por ejemplo, del caos que se vive en los hospitales de este país) haya corrido a auxiliar a Príncipe pertenece al juego que se practica en este país: zancadilla al contrario. Pero no nos engañemos: todos los príncipes de todos los partidos, también los del PP, correrían la misma suerte que Carlos Príncipe, que ha cometido errores de bulto, como dejarse querer por Alfonso Rueda y tiene el ansia de protagonismo típico de los políticos que tuvieron y no retuvieron, pero al que, por mucho que intenten callar, hay que escuchar. Luego, el juzgado dará y quitará razones. A él y a quienes ahora gobiernan Vigo sin sentirse obligados a aclarar nunca nada. Lo que el PSOE ha dejado en evidencia con esta maniobra es que si usted quiere hacer carrera en el partido y ve algo que le huele a chamusquina, mejor le irá si mantiene la boca cerrada.