Galicia completa su tercer acceso y se prepara ya para el cuarto

Pablo González
pablo gonzález REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

El último plan de infraestructuras prevé una autovía entre Ourense y Ponferrada, así como prolongar la A-8 hasta Santiago

31 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

La autovía del Cantábrico ha tardado tanto que los conductores pueden tener la impresión de que circulan por vías diferentes al pasar por sus distintos tramos. Algunos trazados como los de la AP-8, el recorrido de peaje entre Bilbao y San Sebastián, se diseñaron en los setenta. Otros, como el inaugurado ayer, cuentan con todas las ventajas de la nueva ingeniería. Aunque también los hay que parten del desdoblamiento de la carretera nacional. En poco tiempo, cuando aún se esté celebrando la finalización de la transcantábrica, habrá que plantearse ya la reforma de los tramos más viejos.

Con el último tramo asturiano, a falta de que se completen los dos en obras en Cantabria, Galicia completa su tercer acceso por vía de alta capacidad, después de que a finales del siglo pasado y principios del actual se culminaran las dos autovías que sirven para comunicar la comunidad con la Meseta: la A-6 en el norte y la A-52 en el sur.

A partir del 2002, con el Plan Galicia, se intentó tejer una malla de autovías interiores que dieran mayor coherencia a los tres accesos y al principal eje vertebrador interno: la AP-9. Estas autovías están aún en proyecto o en obras y su principal objetivo era corregir el diseño radial del que la comunidad gallega fue una víctima más.

En paralelo, surge la reclamación de habilitar una vía de alta capacidad entre Ourense y Ponferrada, la A-76, el que sería el cuarto acceso a Galicia. En realidad estaría concebida para facilitar la comunicación entre dos zonas con muchos lazos comunes y no estaría orientada tan claramente al tráfico general, como los otros tres accesos por vía de alta capacidad que ya se han completado. A raíz de las exigencias locales, en el 2004 el PSOE hizo suya la reivindicación consistente en convertir en autovía el surco de la N-120 hasta Monforte, como una prolongación de la autovía que unirá esta población con Chantada (la A-72). Más adelante se planteó prolongar el proyecto hasta Ourense.

Múltiples alegaciones

El estudio informativo de la A-76 fue aprobado en febrero de este año tras ser sometido a información pública y recibir una avalancha de alegaciones. La autovía partirá de la conexión de la A-6 con la N-120, al noreste de la localidad de Toral de los Vados (León) y finalizará al norte de la ciudad de Ourense. El trazado discurre muy próximo a la N-120 y, en algunos casos, se prevé el desdoblamiento de la carretera nacional. Conectar El Bierzo con esta zona costará unos 1.200 millones de euros, según las primeras estimaciones. El alto coste se debe a la compleja orografía de la zona y los importantes valores naturales que hay que proteger. La autovía tiene un importante coste medioambiental. De hecho, Fomento se vio obligado a cambiar sustancialmente el proyecto en algunas zonas siguiendo las alegaciones medioambientales de la Xunta.

Su construcción, más allá de las estrecheces presupuestarias de la crisis, estaría blindada al menos sobre el papel. El nuevo plan de infraestructuras impulsado por la ministra Ana Pastor -conocido como PITVI- prevé la construcción de la autovía entre Ourense y Ponferrada. Pero las múltiples reservas al trazado obligarán previsiblemente a Fomento a retomar la información pública cuando comiencen la redacción de los proyectos. Esto probablemente retrase la construcción de algunos tramos.

Dos nuevos ejes interiores

Este plan también prevé prolongar la autovía del Cantábrico hasta Santiago para dar coherencia a un diseño que siguió el surco de la N-634 y que daría servicio a los usuarios que se dirigen hacia las comunidades del Cantábrico desde el sur de Galicia. También se plantea otro eje interior entre Pontevedra y Lugo vía Cerdedo y Lalín. No obstante, estos proyectos aún están en una fase muy inicial y la prioridad de Fomento es avanzar en las autovías interiores que ya están en obras o con los proyectos terminados, especialmente la que unirá Santiago con Lugo. Tampoco deberían demorarse las vías de alta capacidad en A Mariña lucense, marginada por el desvío de la A-8 hacia el sur.

Precisamente ayer el ministerio anunció la salida a información pública de la variante de Padrón, Pontecesures y Valga, un eje de algo más de cinco kilómetros que trata de evitar la travesía urbana en la que se ha convertido la N-550 en esta zona. Este proyecto forma parte de la idea general de mejorar la vía que sirve de alternativa gratuita a la AP-9. Pero de momento se está llevando a cabo sin doble calzada y sin una concepción general que dé coherencia a las mejoras puntuales.