Los familiares de Antas de Ulla del ahora detenido hablaron con él el pasado miércoles a través del teléfono del cónsul español en Maracaibo, Virgilio Valles. Incluso les mandó fotos por WhatsApp. Les dijo que estaba en el hospital muy afectado y recuperándose de un esguince en compañía de una pareja de venezolanos, explicó José Darío González, hermano del detenido. La familia había comprado ya al lucense un billete de avión para que hoy aterrizase en A Coruña. «Estamos alucinados», afirmaron, después de conocer la detención de González Quinta. José Darío lamentó que «no nos han informado de nada, he ido a la subdelegación del Gobierno y estoy en contacto con el alcalde de Antas de Ulla, a ver si podemos saber algo».
La policía, al parecer, apareció en el hospital y se llevó arrestado al lucense y al hombre de la pareja venezolana que lo acompañaba. La familia afirma que se enteró de la noticia del arresto por la prensa.
Según indicó Jairo Ramírez, secretario de Seguridad Ciudadana del estado Zulia, el lucense Jesús González Quinta planificó el asesinato en Galicia, donde conoció a un venezolano, al que identificó como Miguel Duveroel, quien le sirvió como puente para contactar a los sicarios que terminaron asesinando a María Liz de dos tiros en la espalda.
Sin duda, el hecho de que Venezuela sea uno de los países más violentos del mundo movió a González a realizar el viaje al país, pensando en que no habría investigación. Había prometido a su esposa que pasarían el año nuevo en Yhú, Paraguay, donde María Liz tenía dos hijos, dos años después de que se hubiera marchado a España. Ahora residía en Madrid junto al lucense, que trabajaba como taxista en la capital.
El funcionario afirmó que se están realizando registros en Caracas, en busca de Duveroel, y en Maracaibo, en busca de otros miembros de la banda. Mientras, se han detenido las gestiones del cónsul español en Maracaibo para la repatriación del cuerpo de María Liz a España, y se ha activado la delegación diplomática paraguaya para movilizar el cadáver a Yhú.