Desde un centro norteamericano lanzaron hace un año una pequeña embarcación que el pasado viernes fue hallada por un vecino en la playa de Quilmas
19 nov 2014 . Actualizado a las 09:36 h.
El mar arroja en ocasiones pequeños tesoros que, más allá de su valor económico, esconden singulares historias capaces de unir a dos pueblos alejados por miles de kilómetros. Una de ellas tiene como protagonistas al colegio de O Pindo, en Carnota, y a la Academia Marítima de Maine, en Estados Unidos. Desde este centro norteamericano lanzaron hace un año una pequeña embarcación que el pasado viernes fue hallada por un vecino en la playa de Quilmas. Siguiendo las instrucciones que figuraban en un texto escrito sobre el propio barquito, el ciudadano dejó la pieza en la escuela más cercana. Allí, alumnos y profesores realizaron ya indagaciones para conocer la procedencia de la nave e incluso para darle continuidad a la misión.
Aunque ya sobre el casco de la pequeña embarcación de fibra, de aproximadamente un metro de eslora, aparece una escueta leyenda con algunos datos sobre los propietarios de la pieza, en un compartimento estanco del interior, perfectamente conservada, una carta explica con detalle que se trata de una de las nueve lanchas arrojadas al mar en noviembre del 2013, en el marco de un programa oceanográfico relativo al estudio de las corrientes. En el documento se pide también a quien encuentre el artefacto que, si no sabe qué hacer con él, lo lleve al centro educativo más próximo. En otro espacio del interior del barquito cruzaron el océano Atlántico un dólar, una baliza y un GPS.
Nada más recibir el hallazgo, la directora del colegio de O Pindo, Sagrario Castro, contactó con la Academia Marítima de Maine: «De momento, o único que fixen foi enviarlle unha mensaxe sinxela para dicirlles que o barco estaba no noso poder. Eles amosáronse moi emocionados e interesados por obter información do colexio e da zona na que aparecera a embarcación. Haberá conversas futuras seguro».