Hay una historia de duerme bajo la sombra de los árboles

Cristóbal Ramírez

GALICIA

miguel souto

La Xunta ha aprobado una partida de ayudas para proteger y conservar las especies más singulares de la comunidad, promocionando y divulgando así el catálogo galego de árboles senlleiras

03 nov 2014 . Actualizado a las 08:50 h.

Hacía pocos años que había comenzado el siglo cuando una empresa radicada en Lugo dedicada al medio ambiente por Galicia adelante, Gimena, y propiedad entonces de dos mujeres, publicaba un catálogo que constituye hoy un tesorito bibliográfico por su diseño. 12 árbores, 12 séculos se llamaba, y el subtítulo era Arbores senlleiras no Camiño Primitivo a Santiago, con texto del mayor experto en esa ruta jacobea, Ricardo Polín.

Echando la vista atrás, Eva Salvador, la ahora única propietaria de Gimena y que sigue dando la batalla centrándose en la calidad más que en la cantidad, recuerda que en ese catálogo lleno de desplegables «mostramos el cuerpo y el alma de 12 reliquias botánicas que se encuentran en el Camino Primitivo, y que forman parte del patrimonio de nuestra tierra».

Corría el 26 de septiembre de este año cuando el Diario Oficial de Galicia publicaba una orden por la que se anunciaba la concesión de ayudas «para a conservación, protección e mellora das árbores e formacións senlleiras». La cuantía no era cualquier cosa: 160.000 euros. La Xunta manifestaba así, negro sobre blanco, su compromiso con algo que hasta entonces había sido mero objeto de curiosidad, sin más, y que había pasado al imaginario popular sobre todo con los castaños, que, de hacer caso a vox populi, serían todos centenarios cuando no milenarios.

El libro -si es que se le podía llamar así- de Gimena no se centraba en los castaños sino en los carballos. «¡Quién mejor que el carballo para mostrar la razón por la que las civilizaciones antiguas consideraban esta especie arbórea como supremo símbolo de la energía divina, del conocimiento, de la fuerza y del valor!», exclama la ingeniera.

Con las ayudas de septiembre la Xunta pretendía que se mimasen esos árboles (poda, control de la copa, tratamientos fitosanitarios?) y que se divulgasen, porque increíblemente no suelen ser muy populares. Quizás A Carballa da Saínza, en Rairiz de Veiga (monumento natural local) y el impresionante eucalipto viveirense O Avó sean los más conocidos, aunque esas clasificaciones entrañen tanta dificultad como dosis de injusticia. Pero existe un catálogo donde figuran los ejemplares que merecen estar. «A selección para seren incluida no Catálogo Galego de Árbores Senlleiras lévase a cabo segundo un procedemento que está nun decreto do 2007, e hai uns criterios básicos para avaliar aspectos como a idade do exemplar, a súa relevancia cultural, o seu valor estético, a rareza na súa situación ou na súa distribución...»?, din na Consellería de Medio Ambiente. Logo entra en funcionamento o Comité das Árbores Senlleiras, que fai o informe previo para que a Administración decida». Eva Salvador insiste en esa línea: «Las senlleiras, por sus características especiales, destacan sobre las demás por su tamaño, peculiaridad, longevidad y belleza, además de su significado histórico y cultural». Y un factor muy importante: su coloración.

«Senlleiro es una bella palabra que significa singular, único, sin igual, que no tiene comparación, en este caso referida a los árboles, que son un sello identificativo de Galicia, compañeros del paisaje autóctono de nuestra tierra, cultura y raíces», remata, en tono ciertamente poético, Eva Salvador.

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