Gerardo Crespo: «Todo es un montaje de la policía tras una inspección de la Xunta mal hecha»

Alberto Mahía A CORUÑA / LA VOZ

GALICIA

El empresario coruñés asegura que es inocente. Reconoce que siempre le «gustó» estar rodeado de políticos, pero «por cortesía», y dice que jamás les pidió nada ni los sobornó

29 oct 2014 . Actualizado a las 11:59 h.

Gerardo Crespo (A Coruña, 1963) es para el grupo contra la delincuencia económica del Cuerpo Nacional de Policía el hombre que urdió el plan para lucrarse con las subvenciones. «Todo eso es un montaje, una mentira», contesta enérgico este empresario, que quiere dar la cara. Dice que demostrará lo que dice y que convencerá a la jueza instructora de que jamás hubo un curso fantasma, y de que nunca sobornó a político alguno ni jamás engañaría a minusválidos. Cuando se le enumeran las pruebas que dicen lo contrario, él pide tiempo para aclararlo todo. «Primero daré explicaciones a la jueza y luego a los medios», promete. Por ahora, estas son las escasas preguntas que sí quiso responder.

-¿Podrá salir al paso de las graves acusaciones que se vierten sobre usted?

-Estoy convencido de que sí. Demostraré mi inocencia de todas y cada una de las falsedades que estos días se están diciendo sobre mí.

-Pero hay grabaciones en las que parece intentar falsear los datos de sus fundaciones, hay movimientos de caja B...

-Insisto en que todo es un montaje de la policía y que está basado en una inspección de la Xunta mal hecha.

-Ya, pero comprenda que esas anotaciones en su ordenador que reflejan pagos a altos cargos, o las grabaciones a funcionarias haciendo pliegos a medida de usted tienen poca apariencia de ser un montaje.

-Repito que eso se lo explicaré a la jueza. Y todo tiene una explicación alejada de la ilegalidad.

-¿Pergeñó usted cursos fantasma?

-No hay ni una sola prueba que indique que en mis empresas hubiese cursos fantasma. Hablar de eso es una falacia. Eso lo dicen por una inspección de la consellería en la que luego se dice que cuando acudieron a mi empresa no había alumnos ni profesores. Una cosa son los cursos presenciales, con su horario, y otra cosa muy distinta son los programas integrales de empleo. Ahí no hay horarios y se cobra por objetivos, por personas empleadas, pues están enfocados a la inserción laboral. ¿Cómo va a haber gente en clase un día determinado? Pues a raíz de eso, de un informe de inspección mal hecho al que ni me dejaron contestar, se arma un entramado de cursos fantasma y fraude de subvenciones que nada tiene que ver con la realidad.

-Hablando de programas integrales de empleo, ¿es cierto que contrataba usted a gente por dos días para poder cobrar la subvención?

-Es falso. Como empresa de formación, es lógico que a veces necesite a un profesor por un día o dos solamente. Todas las empresas lo hacen y es del todo legal. Hay profesores que entran y salen, y los contratos son variopintos.

-Volviendo a los cursos fantasma, ¿qué dice de las llamadas en las que se «trafica» con listas de alumnos ficticios?

-Insisto en que eso es una interpretación que hace la policía que es irreal. Es imposible engañar a la Administración. Las inspecciones se hacen por sorpresa, y en mis 25 años de empresario en el sector jamás me detectaron irregularidad alguna. Aparecen por sorpresa y es imposible el engaño en un sistema muy serio de comprobación por parte de las administraciones. Todo está supervisado y controlado en todo momento.

-¿Qué tiene que decir de las grabaciones con altos cargos de la Administración y de pagos con dinero negro a funcionarios o a políticos?

-Reconozco que soy una persona que se siente bien rodeada de políticos. Me da seguridad, pero desde un punto de vista protocolario o cordial. Pero eso me pasa a mí y a la mayoría de los empresarios. Jamás soborné.

-¿De qué hablaban cuando se reunía con un presidente, un conselleiro, un alcalde...?

-De los proyectos que mis empresas podían ofrecer. Eso es lícito. Lo que jamás hice ni haré es inducirlos a una ilegalidad. Nunca pedí que me diesen un concurso a dedo. Pero de esas cosas hablaré primero con la jueza y luego con los medios.

-¿Cómo marchan ahora sus empresas? ¿Continúa ofertando cursos?

-He pasado de facturar casi dos millones de euros en el año 2011 a 36.000 en el 2012. He entrado en concurso recientemente y le confieso que estoy en la más absoluta ruina. Lo tengo todo embargado. Vivo gracias a la familia y a mis amigos [Crespo saca del bolsillo una botella de agua y dice que la lleva de casa porque no tiene para pagársela en una cafetería]. Mis clientes me dieron la espalda al salir estas falacias a la luz. Lo que más siento es el dolor de mi familia.

-¿Se avergüenza de algo?

-No sabe lo avergonzado que me siento de lo que puedan pensar de mí los minusválidos. Que confíen en que la verdad saldrá. También siento que las personas que trabajaron conmigo puedan sentir vergüenza por todo lo que está saliendo.