Juan Manuel Fernández: «La corrupción erosiona las instituciones y la confianza en sus representantes»
GALICIA
El vocal gallego del Consejo del Poder Judicial cree que «las causas que se dilatan crean sensación de impunidad»
05 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.«La corrupción erosiona las instituciones y la confianza pública en sus representantes. Y eso es demoledor, y acaba afectando a la confianza en la Justicia, y cuando las causas se dilatan en el tiempo se origina una sensación de impunidad». Juan Manuel Fernández (Barquisimeto, Venezuela, 1958) es el vocal del Consejo General del Poder Judicial para Galicia, a donde viene siempre que puede: «Siento un cariño enorme hacia Navarra, donde vivo y llevo muchos años, pero soy gallego hasta la médula, con padre de Oleiros y madre de Bergondo». Esta vez lo trajo el trabajo: visitar los juzgados de Lugo para conocer su situación de primera mano y saber si hay necesidades que atender, y participar en la apertura del Año Judicial de Galicia, donde lamentó la dilación existente en los casos de corrupción.
-Su intervención en A Coruña se interpretó como un tirón de orejas a los jueces de largas instrucciones, como por ejemplo la del caso Pokémon.
-No es un tirón de orejas a los jueces que llevan casos así, porque son causas muy complejas, y normalmente se investigan hechos acaecidos hace años, y cuando se cometen desde el poder las posibilidades de destruir y ocultar pruebas son mayores. Eso exige una laboriosidad y una dedicación que lleva tiempo. Lo que sí ocurre es que cuando se tardan años, los derechos de las personas implicadas sufren. Y claro, tendemos a pensar que todo el que está imputado es culpable.
-Y no es así.
-Primero, la regla es la contraria, el imputado tiene derecho a que se le presuma inocente. Y segundo, si realmente es inocente, ¿cómo es resarcido después de haber estado un montón de años imputado y con la vida profesional, personal y familiar destrozada? La dilación en las causas produce un efecto perverso, que es el de la sensación social de impunidad. Pero la culpa no es normalmente culpa de los jueces. Por eso digo que no es un tirón de orejas. Lo que hay que plantearse es que no podemos tener una ley de enjuiciamiento criminal del siglo XIX.
-¿Y eso es lo que produce esa sensación de impunidad?
-Pero me gusta dar datos objetivos. Y hay que tener en cuenta que hay un gran número de causas abiertas en la actualidad por casos de corrupción. Eso pone de relieve un número importante de casos, pero también indica que no hay pasividad ante esas conductas, y que las fuerzas y cuerpos de seguridad las persiguen y que el poder judicial abre investigaciones. Y hay muchos políticos y agentes sociales que han sido condenados y han ido a la cárcel. Desde luego, lo que afirmo con rotundidad es que los jueces somos independientes, que no tenemos otra sujeción que la ley y que hacemos nuestros trabajo de manera honrada y responsable.
-Dijo en su discurso que la discreción y la prudencia son virtudes de un buen juez.
-Creo que la labor del juez tiene que ser siempre contenida, discreta, porque hay ocasiones en las que la propia entidad del asunto atrae mucho la atención social y de los medios de comunicación. Por eso no se puede alimentar ese realce con opiniones o valoraciones personales. La labor de quien instruye o de quien juzga tiene que ser discreta, como de hecho es en la mayoría de los casos, y eso no significa que no haya que informar, pero esa información ha de canalizarse por vías institucionales, de forma que el juez no tenga esa presencia tan importante.
-¿El juez instructor no debe hablar?
-Creo que el juez instructor no debe hacer valoraciones. Sí puede decir cuáles son aspectos importantes de un asunto a través de los cauces de comunicación y tratando igual a todo los medios. Eso permite solventar un gravísimo problema, que es el de las filtraciones, de tratar de manera privilegiada a unos medios con relación a otros. Pero en definitiva, el juez mientras esta investigando, instruyendo o juzgando, tiene que ser celoso de su obligación de secreto profesional, no puede revelar nada de lo que ha tenido conocimiento por razón del caso y debe, en lo posible, abstenerse de hacer esas valoraciones.
-Galicia hizo presión ante el nuevo mapa judicial. ¿Cómo queda ahora?
-Galicia hizo presión porque la Administración de Justicia hay que diseñarla con una clave de servicio que es esencialmente único. No hay poderes autonómicos. Las líneas tienen que ser comunes para toda España, pero tiene que ser lo suficientemente versátil como para atender a las cuestiones específicas que plantea cada territorio. No es lo mismo diseñar la organización judicial para la Comunidad de Madrid que para Galicia, que se extiende más geográficamente.
-¿Cómo ve la Justicia en Galicia?
-Bien en cuanto a la laboriosidad y a la buena relación institucional entre los tribunales y la Xunta, pero tenemos problemas organizativos serios. No es una novedad en España, pero Galicia tiene alguna particularidad fruto de nuestra configuración geopolítica y social, con núcleos de población dispersos y con un gran numero de partidos judiciales, aproximadamente el 10 % de los que hay en España, y muchos con un solo juzgado. Eso exige buscar una solución que permita optimizar los recursos y afrontar los problemas que plantea.