El cura asaltado en Padrón: «Non volvo durmir na casa rectoral»

Uxía López Rodríguez
uxía lópez PADRÓN / LA VOZ

GALICIA

Dolorido y decaído de ánimo, el cura herido en el asalto en el que murió su asistenta, cuenta que los atracadores querían taparles «a boca, o nariz, para asfixiarnos»

17 sep 2014 . Actualizado a las 14:26 h.

La Guardia Civil continúa con la búsqueda de los tres asaltantes a la casa rectoral de la parroquia de Cruces, en Padrón, que ayer permanecía cerrada y precintada, asalto en el que murió la asistenta del cura y él resultó herido. Ramón Barral tiene costillas rotas y contusiones. Pese a ello, lo primero que responde es que está bien, aunque «un pouco dolorido e moi decaído de ánimo» porque, según explica, ya estaba tomando antes medicamentos para la depresión.

El cura atiende la llamada de La Voz en la casa de su hermana en Santiago, donde se recupera. «Non se pode imaxinar o medo que pasamos, ou o medo que pasei porque a pobre María morreu», es lo primero que dice. «Dios queira que ninguén teña que pasar por iso», añade. No quiere rememorar lo sucedido, pero explica que era entre día y noche del pasado domingo cuando llamaron a la puerta de la casa y la asistenta fue a abrir, no sin antes advertirle de que preguntara quién era. «E preguntou, que lle oín facelo, pero debéronlle dicir que eran da parroquia e que querían falar co cura». Y ella abrió la puerta.

Eran tres individuos, uno de ellos con la cara tapada. Ataron y amordazaron al cura y a la asistenta. Usaron ropa que la mujer tenía doblada y planchada en una habitación al lado de su despacho y que estaba pendiente de guardar en su sitio. «O Dios deles era taparnos a boca, o nariz, todo, para asfixiarnos. Houbo un momento no que reparei que se sentía a miña respiración e calei, fixen o morto para que non se deran conta e me deixaran».

Ramón Barral no reconoció a los ladrones que iban con la cara descubierta, pero supone que el que iba tapado «era da zona» y que, por tanto, sabía que había poco que se celebrara una importante romería en el santuario de la parroquia.

Los asaltantes hablaban español, pero «falaban pouco, o único que dicían todo o tempo era ?a ver o diñeiro, a ver onde están os cartos?». Asegura que solo se llevaron lo que él tenía en ese momento en el bolsillo del pantalón, entre 300 y 400 euros. Por esa cantidad, «a pobre de María levou a morte». La autopsia confirmó ayer que asfixia fue la causa de la muerte de la mujer, que trabajaba para el cura desde hace 26 años.

Se busca un coche matrícula 6060-GWH

Cuando los ladrones se fueron, pese a estar atado, logró «desenvolver un pouco as pernas e moverme para coller o teléfono», aunque después «non me saía» el teléfono de su hermana. Cuando esta llegó a la casa rectoral de Cruces, llegó también la Guardia Civil, que ayer pidió ayuda a través de Twitter para buscar el coche del cura, un Peugeot 207 blanco, matrícula 6060-GWH.

Reconoce que tanto él como la asistenta «xa tiñamos medo antes» de este último atraco, debido a los anteriores y por ello asegura que «non volvo durmir na casa rectoral». Tiene previsto «seguir asistindo á parroquia», desde Santiago o desde donde esté, cuando esté recuperado. A los feligreses les dice que «me acordo moito deles e que sei que o sentiron moito». De hecho, los vecinos de Cruces han expresado su apoyo y cariño al sacerdote, que lleva casi 40 años en la parroquia.

Barral asegura que aún no le comunicaron nada sobre los atracadores ni sobre el coche que le robaron para fugarse. Debido a su estado, ayer por la tarde no pudo asistir al funeral de su asistenta, María Soto Montero, que se celebró en su parroquia natal de Vila de Cruces, oficiado por el arzobispo de Santiago, Julián Barrio, y en el que también estuvo el obispo de Tui-Vigo, Luis Quinteiro, natural de la parroquia de Cruces, además de 21 sacerdotes. También fue destacada la presencia de feligreses de Padrón, según informa Pablo Viz, de la Redacción de La Voz en Lalín.