«Si no me apoyasen tendría que recurrir a la ayuda de familiares»

m. s. pulido REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Lidia, con su bebé en brazos, coloca algunos de los víveres que ha recibido su familia.
Lidia, con su bebé en brazos, coloca algunos de los víveres que ha recibido su familia. ramón leiro< / span>

Desde que sus hijos acabaron el colegio su familia recibe lotes de comida

25 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

La de Lidia es una de tantas familias que este verano se han sumado al cada vez más abultado listado de beneficiarios de los bancos de alimentos. En su caso es la Fundación Amigos de Galicia la que le suministra los víveres gracias a los cuales estos meses puede olvidarse de la lista de la compra y respirar un poco más tranquila. «Me están ayudando en verano, desde que los niños acabaron el colegio», explica.

Lidia tiene 38 años y tres hijos. El pequeño es un bebé que aún no ha cumplido los cuatro meses, pero los dos mayores, con once y cinco años, están en edad escolar. Durante el curso ambos comían a mediodía en el comedor del colegio, pero una vez finalizadas las clases en el mes de junio, los chiquillos volvieron a casa. A su madre no le daba miedo no poder darles de comer, porque tiene la suerte de tener familiares que la apoyan cuando lo necesita. Pero en esta ocasión no ha hecho falta tirar de esa red familiar que tantos casos de pobreza extrema suaviza en Galicia. «Podía arreglarme, pero tendría que recurrir a la ayuda de familiares», dice. La educadora del colegio de los niños, conocedora de la situación por la que atraviesa esta familia, la «apuntó para lo de Amigos de Galicia».

Cinco años sin trabajo

Esta madre pontevedresa tuvo en su día varios trabajos, el último en una casa. Pero cuando nació su hijo mediano, que ha cumplido ya los cinco años, se vio obligada a interrumpir su vida laboral. Desde entonces no ha sido capaz de retomarla. «He estado buscando trabajo, haciendo varios cursos, el último de habilidades sociales. Algunos de los que hicieron este curso sí encontraron trabajo, pero yo no. No me salió nada». Tras cinco años sin empleo, Lidia cobra la renta de integración conocida como risga. Vive de alquiler y con esa ayuda debe afrontar los gastos del piso y de las cinco personas que lo habitan, pues además de sus hijos y de ella misma, vive también con ellos su hermana, que tampoco tiene trabajo.

Dadas las circunstancias, la ayuda que le han prestado desde Amigos de Galicia le ha venido muy bien. En julio llegaron a su domicilio dos paquetes, «uno más grande y otro más pequeño». En su interior, «verduras, hortalizas, pastas, embutidos, yogures, cereales, galletas, huevos» en una cantidad suficiente para que puedan alimentarse adecuadamente los cinco miembros de la familia. Una vez al mes, se reponen las existencias.

Cuando comience el colegio, dentro ya de pocos días, los dos niños mayores regresarán al comedor y Lidia, en cuanto finalice su baja de maternidad -tampoco le queda mucho- volverá a intentarlo en el mercado laboral. Su experiencia al respecto no la invita a ser muy optimista, pero pese a ello no pierde la esperanza. «No sé, tengo mis dudas de que la cosa mejore y pueda encontrar un trabajo. Quiero creer que sí, pero...».

testimonio lidia, percibe alimentos de amigos de galicia