El Concello de Baltar premia a los jóvenes que dan negativo en la prueba del alcohol

Fina Ulloa
Fina Ulloa OURENSE /LA VOZ

GALICIA

El área recreativa que hay junto al río es el escenario de la fiesta y los controles.
El área recreativa que hay junto al río es el escenario de la fiesta y los controles. santi m. amil< / span>

Someterse al alcoholímetro es solo una actividad más de un programa intenso que se inicia a las cuatro de la tarde y finaliza a altas horas de la madrugada

18 ago 2014 . Actualizado a las 10:32 h.

¿Se imaginan que en los controles de alcoholemia de la Guardia Civil de Tráfico, además de sancionar a los que conducen bebidos se premiase a los que dieran el idílico 0,0? Pues esa filosofía es la que impulsa una singular fiesta en el municipio ourensano de Baltar: en lugar de palo, zanahoria. Desde hace varios años este concello viene repitiendo una iniciativa que premia la diversión sana. Someterse al alcoholímetro es solo una actividad más de un programa intenso que se inicia a las cuatro de la tarde y finaliza a altas horas de la madrugada. Soplar es voluntario, pero los que se animan y demuestran que han sido capaces de disfrutar sin necesidad de alcohol se llevan una camiseta de regalo. No es para echar cohetes pero es un aliciente más en una cita que pretende demostrar a los jóvenes que pueden pasárselo pipa sin atrofiar sus neuronas.

La esperanza que mueve al regidor, José Antonio Feijoo Alonso, para seguir con esta apuesta año tras año es que se den cuenta de es posible divertirse sin alcohol y lo apliquen en sus salidas el resto del año. Y parece que funciona. «Estou feliz, encantado; houbo dous positivos e non chegaban ó minimo», presumía emocionado el alcalde tras las casi 200 pruebas de la madrugada del domingo. Es la primera vez que nadie se queda sin camiseta.

El plan para pasar doce horas sin parar un minuto incluye desde torneos de naipes, ajedrez o ping-pong, al tiro de cuerda entre ambas orillas del río -con chapuzón asegurado para los perdedores-, carrera de sacos o juegos tradicionales como la billarda o los vintos, entre otros. También hay cena, a base de arroz á raia que preparan en un recipiente gigante siguiendo una receta típica de la zona fronteriza, y que este año estuvo amenizada por la exhibición de parapentistas lanzados desde la cumbre de la Serra de Larouco. No faltó la música, tanto la tradicional de las gaitas y cantareiras locales y del grupo de concertinas Os Lores de la ciudad lusa de Montealegre, como la de una discoteca móvil. Y cada hora, desde la medianoche, bebidas gratis, por supuesto sin alcohol, antes de la chocolatada que sirvió de último tentempié para los más marchosos.