El principal vial de Galicia tardará aún 34 años en ser gratuito

La Voz

GALICIA

16 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

El cronómetro de Audasa empezó su cuenta atrás en cuanto el señor Francisco Mene cruzó con su esposa y una nieta en su Seat 1430 y la concesionaria le entregó a él un trofeo conmemorativo y a ellas una caja de bombones. El grupo de bancos y cajas que se habían lanzado a explotar la autopista tenían hasta las cero horas del 18 de agosto del 2013 para recuperar lo invertido y obtener además beneficios.

Pero el Gobierno de Felipe González acordó en los años ochenta una prórroga de la concesión mucho antes de que tocase la campana. La frontera del 2013 fue movida hasta el 2023 por el ejecutivo socialista.

El gran maremoto concesional llegaría con Aznar. El presidente popular marcó en rojo como nuevo plazo de negocio para la empresa el 18 de agosto del 2048. La concesión que ya no debería existir desde hace once años, o al menos solo nueve más, no caducará pues hasta dentro de 34 años y un día exactamente.

La prorroga más amplia

Cierto es que la AP-9 no es la única autopista estatal que ha conseguido dos prórrogas en su concesión, pero a ninguna otra se le ha dado un plazo tan largo para lograr su amortización y beneficios como a la gallega.

Treinta y nueve años más treinta y seis, ese es el horizonte de negocio de Audasa, plazos que no se han aplicado ni siquiera en las otras dos concesiones que también contarán con 75 años de explotación. La AP-66 (León-Campomanes), nació con un plazo inicial de concesión de 46 años, a los que se les sumaría después 29 más. Las dos infraestructuras integradas en la segunda generación de autopistas estatales, son a las que más tiempo les resta para convertirse en gratuitas. La tercera autopista a la que se le han concedido tres cuartos de siglo para su explotación privada está también en Galicia, la AP-53 que enlaza Santiago con Dozón. En su caso, los 75 años de concesión se estipularon desde su adjudicación.

Los 34 años que restan de peaje en la AP-9 serán de los más caros para los usuarios de su historia, pues a la revisión anual de precios habrá que sumar otro porcentaje para que Audasa recupere lo que va a invertir en la ampliación de Rande y Santiago.