Colombia, de sueño a pesadilla

Antonio Longueira Vidal
toni longueira CARBALLO / LA VOZ

GALICIA

José Mato pena en un calabozo la osadía de intentar conseguir un hijo. La acusación de tráfico de menores le podría costar hasta 60 años de cárcel

27 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Iban a Colombia a por una niña nacida pocos días antes. No era una niña cualquiera. Ya tenía nombre y apellidos: Elena Mato Serna, un precioso bebé con el que llevaban años soñando. Todo parecía muy fácil y su gran ambición parecía a punto de colmarse.

Corría el mes de junio. Los carballeses José Mato Roibal y María José Tasende Villar estaban obsesionados con tener un hijo adoptado. Ella no podía concebir descendencia de forma natural debido a dos duros golpes de la vida: primero hubo de someterse a un trasplante de hígado y luego vino un cáncer de estómago. Pero daba lo mismo.

Habían acogido un niño saharaui el verano pasado y, según sus allegados, son tremendamente cariñosos con sus sobrinos y los hijos de sus amigos. Pero ese amor no llenaba. Ansiaban un bebé propio. Intentaron conseguirlo por medio de un vientre de alquiler, con la colombiana Anyela Fernanda Serna Rave. El embarazo por inseminación artificial no salió adelante a causar de un aborto.

El segundo intento fue adoptar un bebé, cuya madre, la misma Anyela Fernanda Serna, había concebido en su relación con su pareja sentimental. Pero la pareja carballesa no siguió los cauces legales. No estaban inscritos en la Xunta y solo habían ido a un curso formativo en el 2011. El tiempo apremiaba (él tiene 45 años y ella 42) y las secuelas de las duras enfermedades de María José dificultaban una posible adopción.

Después de cinco años mirando en webs y recabando información sobre adopción internacional por su cuenta, surge la idea de Colombia. En el 2013 contactan con una joven de la ciudad de Armenia, a medio camino entre Bogotá, Cali y Medellín. Allí les esperaba Anyela Fernanda Serna Rave, de 26 años, quien se ofreció como vientre de alquiler para darle un hijo a la pareja. La inseminación artificial a la que fue sometida la joven resultó ser un éxito, pero el aborto truncó los primeros pasos de José y María José, que tuvieron que regresar a Carballo con sus sueños rotos.

Una luz

No obstante, en abril de este año vieron un chispazo y una luz al final del túnel. La joven colombiana se pone de nuevo en contacto con el matrimonio. Les comunica que está embarazada de su pareja sentimental y les pregunta si están interesados en el bebé. No lo dudaron. María José y José hicieron las maletas de nuevo para regresar a Colombia. Allí les esperaba su pequeño tesoro. Se fueron tan cargados de ilusiones que se olvidaron de ciertos requisitos legales para la adopción internacional. Se habían saltado todos los protocolos, pero decidieron arriesgar. El 19 de junio marchaban a Bogotá.

Según las autoridades locales, la pareja abonó 18.000 euros, en dos tandas, por la supuesta compra del bebé y otros 1.200 a un médico que ejerció de intermediario. Es decir, arregló los papeles para que José Mato Roibal figurase como padre biológico de la criatura. La propia Anyela Fernanda Serna firmó un documento en el que indicaba que José Mato Roibal era el padre biológico de la pequeña Elena y facultaba al carballés para que solicitase la inscripción en el registro civil del consulado de España y la tramitación del pasaporte. Fueron al registro civil para conseguir el pasaporte de la menor y lograron sortear la legalidad. Solo quedaba un pequeño, pero gran paso. Atravesar los controles de migración del aeropuerto internacional de El Dorado.

La pareja diseñó su estrategia. Fueron por mostradores diferentes para despistar. Él llevaría el bebé en brazos. Era viernes por la noche. Pero los agentes aeroportuarios sospechan de que un hombre lleve él solo en brazos un bebé de escasas semanas. Lo paran y le preguntan por la criatura. José muestra la documentación. Pero descubren su plan y él se desmorona. Es detenido, al igual que su mujer.

Tráfico de niños

María José Tasende había pasado el control del pasaporte sin problema, pero su marido no, y decidió regresar a la comisaría del aeropuerto. Pocas horas después ella quedaba en libertad. Su nombre no figuraba en la documentación. Pero a José Mato lo acusan de tráfico de migrantes en concurso con tráfico de niños y adolescentes. Es decir, entre 30 y 60 años de cárcel. Las autoridades locales le asignan un abogado de oficio.

El detenido prestó declaración ante un juez el pasado fin de semana. Negó los cargos, incluido el pago de los 18.000 euros. Pero su versión no convenció al magistrado que sí atendió al escrito de la Fiscalía. La Fiscalía anunciaba el pasado martes el ingreso en prisión de este vecino de la parroquia de Berdillo. Sin embargo, parece que un error en la tramitación del expediente, imposibilitó su traslado a la cárcel Modelo de Bogotá.