La reina quiere empanada de xoubas

M. Cheda / p. Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

26 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Si aquello fuese una plaza de toros, y no la del Obradoiro, de allí habrían salido con alguna oreja en la mano, si no también con el rabo o incluso por la puerta grande. Porque ayer a los reyes, en su primera visita oficial a Galicia, los aplaudieron y vitorearon algo menos de tres mil personas en el corazón de Santiago, prácticamente tantas como cabían en un recinto blindado policialmente y acotado en extremo por cuestiones de seguridad.

Él, cosas de la etiqueta, lució chaqué bien llevado. Y ella repitió un Felipe Varela, su diseñador fetiche, que había vestido en la boda del príncipe Guillermo de Inglaterra y Kate Middleton, en abril del 2011. Aunque, a diferencia de entonces, con el rosa palo de la ropa combinó unos zapatos color nude tipo peep-toes. Durante la ceremonia religiosa, dentro de la catedral, se les vieron a ambos gestos de complicidad: cruces de miradas, confesiones al oído... También fuera, donde caminaron agarrados del brazo y dedicaron diez minutos a saludar a decenas de ciudadanos, todos los que formaban en las primeras líneas de las cintas de separación público-autoridades. Se detuvieron especialmente con unos trillizos de Igualada (Barcelona) de nueve años de edad: Laia, Biel y Abril. Los dos primeros padecen un problema medular del cual llevan 20 meses tratándose en una clínica de Teo, concello limítrofe con Compostela. «Han estado muy agradables, cercanos y humanos, animándonos a seguir con la terapia», relató luego la madre de los críos, Montse Mauri, sobre la charla con Felipe VI y su esposa.

De la plaza, Letizia Ortiz y su marido se dirigieron al Pazo de Raxoi, de cuyo balcón salieron a saludar. Tres cuartos de hora pasaron en la sede del Concello, donde el alcalde, Agustín Hernández, obsequió al monarca con el primer volumen de un libro de fotografías de Compostela (Gold, Green, Black) y a su mujer, con una pulsera exclusiva con motivos del Camino. Felipe de Borbón firmó en el libro de honor de la ciudad arrancándose a escribir una expresión casi idéntica a la más manida de su padre. «Nos llena de orgullo y emoción...», dejó redactado.

En el cóctel previo a la partida, la reina, que mantiene buena relación con Feijoo, pidió a este que le enviara a Madrid una empanada de maíz con xoubas, uno de sus platos favoritos. Accedió.