Un auténtico disparate

GALICIA

13 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Aunque no existe homogeneidad en los datos publicados, según el informe de la Conferencia de Rectores del año 2012, en España se ofertan dos mil doscientas titulaciones de grado y más de dos mil trescientos masters. Se trata de los datos más conservadores ya que, según otras fuentes, existen cifras mucho más elevadas, pero estos señalan que en Galicia se ofertan en torno a ciento cincuenta titulaciones de grado y doscientos masters oficiales. Según los datos de la Comisión Interuniversitaria de Galicia, existen estudios que se imparten en los siete campus gallegos, otros en cinco de esos campus y son muy numerosos los títulos que se ofertan en tres. Paralelamente, existen titulaciones que no alcanzan un número de alumnos suficiente y centros, como varios del Campus de Lugo de la USC, que ofertan estudios que han perdido el sesenta por ciento de los alumnos en los últimos diez años. Nos hemos dedicado a poner patas arriba la estructura de nuestras titulaciones para adaptarlas al llamado Plan Bolonia, en mi opinión, un auténtico disparate para alumnos y profesores, pero somos incapaces de abordar la necesaria reorganización del mapa universitario gallego. Por supuesto que reducir la oferta de titulaciones no debe ser aprovechado para recortar la pobre financiación de las universidades, pero hemos de reconocer que las universidades públicas no prestan un mejor servicio a la sociedad cuantas más titulaciones oferten. Los gallegos tenemos una extraña mutación genética que nos lleva a multiplicar todo lo público. Lo hemos hecho con los puertos, con los aeropuertos, con las universidades y también con las titulaciones. Lo criticamos desde la universidad, pero suponiendo que los políticos estudien, ¿cómo vamos a explicarles que esa estrategia es suicida, si somos los primeros en no dar ejemplo? No recuerdo quien dijo que las universidades son espacios llenos de personas lúcidas, pero no son ejemplos de lucidez colectiva. Al menos en esta cuestión, tenía razón.

Javier Guitián es catedrático de Botánica de la USC.