Encarcelada por acudir dos veces a Internet para contratar sicarios

P. s. OURENSE / LA VOZ

GALICIA

Fue detenida cuando recibía en la estación de tren a un supuesto asesino

27 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Ni cinco años han pasado entre la fecha en la que -según sentencia firme de la Audiencia de Ourense- una mujer contactó por Internet con sicarios supuestamente dispuestos a matar a su primer exmarido y el momento en que ha ingresado en prisión por haberlo intentando de nuevo. Está en la cárcel desde ayer.

La primera vez no había llegado a desembolsar dinero, ni visto, ni tampoco hablado personalmente con el profesional. Ahora, sin embargo, los acontecimientos se desarrollaron de un modo diferente. Sonia Coello fue detenida el martes. No dijo ni una palabra en la comisaría de Ourense. Ayer pasó a disposición judicial y el juez la envió a prisión.

La mujer, de 38 años, se había desplazado el martes en su Ford Fiesta de color negro hasta la estación de ferrocarril. Iba a recoger a la persona con quien había contactado por Internet y a quien, según se desprende de la actuación policial, iba a contratar para que diera un escarmiento definitivo. Su objetivo era en esta ocasión una mujer presuntamente relacionada con su última pareja. El precio fijado eran 3.000 euros, como hace cinco años.

El trabajo policial, cada día más intenso frente a la ciberdelincuencia, permitió detectar en la Red una aproximación entre alguien que aparecía situado en Ourense y otra persona a la que había llegado por medio de una de las páginas web que facilitan este tipo de contactos. Rent a killer, es decir, alquile un asesino, está al alcance de cualquiera. La ourensana se movía, al parecer, fuera de los circuitos convencionales y de las páginas a las que se llega por medio de una simple búsqueda en Google. Rent a killer.com, por ejemplo.

La aproximación cuajó. Fue fácil localizar al supuesto sicario a quien iba a contratar. Es un inmigrante latinoamericano que reside en Palencia. Llegó a Ourense marcado por la policía. El servicio estaba montado y dio sus frutos tan pronto como se produjo el contacto entre la desconocida parte contratante y quien iba a ser contratado por obra o servicio. Al margen de la ley.

Una pistola eléctrica

No dejaron los policías tiempo para nada. Fue una intervención limpia, una detención ágil, que sorprendió a los taxistas que entonces ocupaban la explanada de la estación Empalme y vieron a los agentes de paisano de la unidad de delincuencia organizada y violenta (UDEV). El registro del coche fue el siguiente paso. En el maletero había un pico y una pala, guantes, botas de goma, un traje de aguas y una pistola eléctrica, un instrumento también conocido como arma de electrochoque. Las herramientas estaban usadas, el resto de las cosas eran nuevas. Su destino, de acuerdo con la interpretación que ha hecho la policía para mantener su tesis, era el sicario, que llegado el momento recibiría precisas instrucciones para ocultar cadáver o cadáveres, que este extremo no está claro.

Su ingreso en prisión se produce en un momento en el que estaba a la espera de que el Gobierno contestara a su petición de indulto. La Audiencia de Ourense la había condenado a tres años de prisión en julio del 2013 y la pena adquirió firmeza al ser confirmada por el Tribunal Supremo, pero no se había llegado a consumar, al aceptar la Audiencia su suspensión mientras no resolviera el Gobierno. Es práctica habitual, aun cuando los informes sean abiertamente contrarios a la medida de gracia. Que su arresto fuera consecuencia del rechazo al indulto fue lo primero que pensaron quienes conocían sus antecedentes. Pero resultó que la detención no era fruto del contacto que había tenido durante el 11 de julio del 2009 con una cuenta de correo de Justicia a sueldo. Fue descubierta y la policía siguió sus movimientos en la Red, en la que daba detalles sobre la forma de localizar al objetivo, indicando, entre otras cosas, que trabajaba en un supermercado. Ella también trabajó en un súper hasta que se conocieron sus intenciones.

El detonante de la animadversión hacia su expareja había sido en el año 2009 un corte de pelo. Separados, arrastraban sus diferencias con altibajos, pero, al parecer, cuando el padre de su hijo decidió que el menor debía cortar el pelo, en contra de la voluntad expresada por la madre, aquello marcó el final.

Durante el anterior juicio no se llegaron a plantear dudas sobre la salud de la acusada. La defensa se quedó en que había sido un mero escarceo. Que ahora se trate de dar un susto, o que el sicario se hubiera inspirado en Woody Allen, Toma el dinero y corre, sin intención de cumplir, son posibilidades. Sonia Coello, en todo caso, está en la cárcel.