La crisis ha empeorado la calidad de los menús escolares, alerta Sespas

m. s. redacción / la voz

GALICIA

Unicef estima que 2.200.000 menores viven en España en la pobreza, una condición que repercute en malnutrición y dietas desequilibradas

16 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

La crisis tiene consecuencias en la alimentación y modifica el comportamiento alimentario». Lo dice la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas), que en su informe 2014 constata que «las dificultades para cubrir las necesidades alimentarias se han disparado a raíz de la crisis». Sespas pone cifras a esas necesidades: «Un 4 % del total de la población española carece de recursos para hacer frente a su alimentación básica diaria». En estas circunstancias, la sociedad cree que es necesario prestar atención a la situación de la infancia. Unicef estima que 2.200.000 menores viven en España en la pobreza, una condición que repercute en malnutrición y dietas desequilibradas. El efecto de la situación económica se deja sentir incluso en los comedores escolares, pues, según Sespas, «se ha detectado una tendencia al empeoramiento de la calidad dietética de los menús, que revierte la tendencia de mejora experimentada en la última década».

La sociedad añade que se ha percibido un aumento de los alumnos que llevan fiambrera a la escuela, al no poder pagar sus familias el coste del comedor escolar. En otros casos, las becas les permiten disponer gratuitamente de ese servicio.

Los niños son, sin duda, el colectivo más vulnerable, pero las penurias económicas afectan a todas las edades y desembocan en un aumento de la inseguridad alimentaria, un concepto que alude a aquellas situaciones en las que las personas no consumen lo suficiente para desarrollar una vida activa y sana.

El informe incide también en que las deficiencias alimentarias no solo se derivan de la falta de dinero de las familias para adquirir alimentos, sino que las propias condiciones de las viviendas, con falta de instalaciones adecuadas para cocinas, y en algunos casos sin suministro energético, contribuyen al consumo de dietas menos variadas y de alimentos preparados.

A ello se añade que los consumidores optan por productos más baratos. En España, el consumo de cereales, verduras, hortalizas y legumbres está por debajo de las recomendaciones, y el consumo de pescado ha experimentado también un descenso. ¿Tiene que ver con la crisis? A juicio de Sespas, sí, puesto que en los años anteriores a esta el consumo de frutas y verduras había crecido.