La hélice del «Mar Egeo», en tierra 22 años después del naufragio

Emiliano Mouzo A CORUÑA / LA VOZ

GALICIA

Marcos Míguez

La pieza fue el pasado verano trasladada bajo el agua desde el lugar del naufragio hasta la zona portuaria coruñesa, pero se quedó sumergida

07 jun 2014 . Actualizado a las 12:38 h.

La hélice que en la madrugada del 3 de diciembre de 1992 impulsó al Mar Egeo contra las piedras de la torre de Hércules ya está en el puerto de A Coruña. Lo hizo veintidós años después del trágico suceso, y la puso ayer en tierra los miembros de la empresa Desguaces Petrallo, de Camelle, después de duros trabajos para rescatarla. La pieza fue el pasado verano trasladada bajo el agua desde el lugar del naufragio hasta la zona portuaria coruñesa, pero se quedó sumergida.

Los buzos llegados desde el puerto de Camelle, en la Costa da Morte, tuvieron ayer serias dificultades para arrancarla del fondo marino, a unos veinte metros de profundidad. Primero tuvieron que cortar el eje de cola del petrolero, donde la hélice va enganchada, con una lanza térmica. Ya estaba despegada de la máquina del petrolero. Pero tres palas, cada una de 2,5 metros de largo, estaban clavadas en el fango hasta la mitad. Y no era no solo la tierra la que impedía traer la hélice a la superficie. Encima de esta mole de 42.000 kilos había más de cien toneladas de chatarra, restos del buque tanque embarrancado en la torre de Hércules que el mar se encargó de arrancar del casco y amontonarla encima de ella. Además, sobre la pieza se acumulaban también varios miles de kilos de piedras, alguna de ellas de hasta una tonelada.

La hélice del Mar Egeo quedó depositada en una explanada del muelle coruñés de San Diego, a escasos metros de donde tenía que llegar empujando al petrolero cargado de crudo hasta el pantalán de la refinería de la petrolera Repsol. Pero la pieza del buque tanque, que llenó la costa de petróleo, no llegó entera. En el núcleo de la hélice se refleja sus características, entre ellas, que pesa 42.000 kilos, pero el dinamómetro de la grúa que la puso en tierra tan solo llegó a 35 toneladas. No fue la salitre del mar la que hizo mermar su peso, o por lo menos no 7.000 kilos en tan poco tiempo, 22 años que permaneció sumergida. Sobre todo porque la composición de esta hélice se denomina cunial, o lo que es lo mismo, que está construida utilizando los mejores metales, un alto porcentaje de cobre, de níquel y de aluminio. Lo que hizo reducir su peso fue la fuerza que tuvo que hacer la hélice, cuando el capitán del Mar Egeo ordenó dar marcha atrás con toda la potencia de la máquina al ver que el barco se iba contra las piedras. Con la maniobra quería evitar el embarrancamiento del buque, pero la hélice ya no viró en agua, lo hizo contra las piedras del fondo de la costa de la torre de Hércules. Allí dejó parte de tres palas.

La pieza del Mar Egeo tiene una envergadura de seis metros, y el espesor de las palas es de unos diez centímetros. Por eso, para su transporte será necesario reducir su volumen. Y se volverá a utilizar la lanza térmica. Después se fundirá, se convertirá en un caldo que dará forma a otra hélice, porque aunque estuviese bien no podría utilizarse en otro buque.