El caso de la mujer de Narón atacada por una serpiente en el baño dio la vuelta al mundo a través de medios escritos, televisiones e Internet
28 may 2014 . Actualizado a las 12:49 h.La pesadilla hecha realidad que hace unos días vivió Iris Castroverde en Narón ha recorrido medio mundo para estremecer a millones de personas que habrán agradecido no estar en el pellejo de la vecina de A Solaina. Páginas web, televisiones y medios impresos de todos los rincones ya no de España, sino de Europa e incluso de Estados Unidos y de América Latina se hicieron eco de un caso que tuvo como escenario una villa coruñesa, pero cuya combinación de elementos hubiese sido posible en cualquier otro lugar del planeta. Seguramente hace apenas diez días, la treintañera Iris no podía imaginar que iba a convertirse en protagonista involuntaria de una historia que iba a dar la vuelta al mundo, pero así ha sido.
Los medios no solo relataron lo ocurrido a la mujer que fue mordida por una serpiente en su baño, sino que siguieron la evolución informativa del tema -en ocasiones, en el caso de las webs, con enlaces a La Voz de Galicia-, desde la búsqueda del animal, las pesquisas para identificar a su dueño, e incluso llegaron a informar sobre la «psicosis» que semejante aparición ocasionó entre los vecinos, preocupados porque el animal desapareció sin dejar rastro una vez que Iris perdió de vista su cola en la taza del váter.
El diario Metro, en su edición inglesa, aprovecha para recordar un caso similar ocurrido en Singapur y otro sucedido en Ghana, donde un hombre fue mordido en el pene por un reptil mientras utilizaba un aseo público. Lo hace ilustrando la información con una enorme serpiente que a duras penas puede introducir su cuerpo en un inodoro.
Hay también quien narra el caso con todo lujo de detalles y, pese a localizar el suceso «in Narón, A Coruña», encabeza su crónica con un llamativo titular: «Tropical snake makes a scene in Málaga» o, lo que es lo mismo, una serpiente tropical arma un escándalo en Málaga. Y es que, ya se sabe, a Internet no hay distancia que se le resista.