El juicio de los siete concejales de Santiago, proceloso como todos los que abordan cuestiones administrativas, se caracterizó por la absoluta corrección tanto por parte del abogado de la defensa como de la fiscala, que en ocasiones alteró los nervios y el discurso de los acusados y los testigos ante la rapidez e intensidad de sus preguntas. A la hora de las conclusiones se apreciaba ya el cansancio de todas las partes, incluso del juez, que llegó a llamar al orden a los siete ediles, que en una actitud más propia de un pleno valoraban con gestos o cuchicheos las intervenciones en la sala. «Un respeto para los que estamos trabajando», les dijo Jesús Leal.
Que el juicio quedase visto para sentencia en el día de ayer parecía importante para todas las partes, pero especialmente para el abogado de la defensa, Pablo Rodríguez-Mourullo, cuyo despacho se encuentra en la capital de España y que ya sabe lo que es defender a personas relacionadas con el Partido Popular. En concreto, fue el abogado durante meses del exsecretario del PP gallego Pablo Crespo, uno de los principales acusados en la trama Gürtel. En el ejercicio de su trabajo, fue grabado cuando se entrevistaba con su defendido en la cárcel de Soto del Real por orden de Baltasar Garzón, lo que derivó en la acusación y posterior condena contra el juez de la Audiencia Nacional.
En sus conclusiones finales, los letrados de ambas partes hicieron reiteradas e interesadas menciones al auto de la Audiencia Provincial, que sin duda tendrá un peso específico en una resolución que se conocerá en los próximos días.