Del pederasta que sale inmune al estafado que no cobra

La Voz

GALICIA

27 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Hubo y hay delincuentes peligrosos que no pisan la cárcel o la pisan poco gracias a que sus procesos se dilataron en el tiempo. Hubo, por ejemplo, un coruñés que estando casado comenzó a escribir cartas de amor a la hija de su vecina, de 13 años. Con todo tipo de argucias la llevó a creerse su novia y hasta escenificó en casa una boda con la pequeña, en la que su hermana hacía de sacerdote. La violó varias veces, grabó con su móvil los abusos y un día, enfadado porque la cría no respondía a sus llamadas, bajó a la calle y mostró a las amigas de la menor todas las grabaciones. A pesar de lo que hizo, del daño que causó a esas dos pequeñas, ese hombre solo estuvo dos años en prisión pese a que el fiscal pedía que fuese castigado con 13 años.

Otro caso es el de un constructor de Mazaricos que se enfrentaba a una pena de cuatro años por obligar a un empleado, que terminó muriendo, a trabajar sin medidas de seguridad. El fatal accidente ocurrió el 5 de mayo del 2000. Se juzgó en el 2011 y al acusado solo se le pudieron imponer tres meses, que no cumplió porque carecía de antecedentes.

El retraso acumulado les vino de perlas a los dos policías nacionales y a los dos guardia civiles imputados por vender por 500 pesetas los antecedentes penales o el dato secreto que les pidiesen de cualquier persona. La unidad de régimen interno descubrió su trampa en 1999 y el asunto se durmió 11 años en los tribunales. Cuando fueron juzgados, uno ya había muerto y las penas fueron irrisorias.

Otra que se benefició por el retraso judicial fue una mujer imputada por abandono de familia. Arropó a sus hijas de 2 y 5 años, les dio un beso, se maquilló, cogió el bolso y se fue de fiesta. No regresó a casa hasta las siete de la madrugada y se encontró a las pequeñas llorando y acompañadas por dos agentes de la policía. Esa madre fue condenada por ello a 9 meses de prisión. Y no fueron más porque el juez tuvo que aplicar el atenuante de dilaciones indebidas debido a que estos hechos fueron juzgados hace dos meses. O ese violador de Vigo que en 1999 abusó de tres mujeres y fue juzgado por ello 10 años después. No cumplió ni un día. Le bastaron los tres meses que estuvo tras su detención.

Han tenido que pasar nueve años para que la Justicia se pronunciase sobre la muerte de un trabajador en la central térmica de Sabón. Y ese retraso sirvió para reducir la condena a los procesados, que de los dos años de prisión que pedía al fiscal quedaron en 4 meses al aplicar el atenuante de dilaciones indebidas.

Presidente del TSXG

Hace unos meses, el presidente del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia hablaba del retraso judicial. Consideraba que los problemas de la Justicia no se encuentran en los grandes casos, que cuentan con refuerzos y soluciones puntuales. «El verdadero reto de la Justicia no está a lo mejor en esos casos, sino en el trabajo que se hace a diario en los órganos judiciales, que no tienen refuerzo alguno, y en los que en algunos casos hay una verdadera incapacidad material para asumir el trabajo en tiempo y forma. De ahí vienen las dilaciones, y algunas serán indebidas, pero otras muchas son dilaciones inevitables. Por eso creo que el reto es que todos los órganos judiciales de la comunidad funcionen con normalidad en cualquiera que sea el caso que atiendan».