«No me apetece volver a Galicia por las condiciones laborales»

Alfonso Andrade Lago
a. andrade REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

20 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

La pérdida de talento que sufre Galicia se observa con claridad en casos como el de Agustín Jamardo (Caldas de Reis, 1987). Completó en China su proyecto de fin de carrera y ya se quedó allí porque el Gobierno le ofreció una beca máster de dos años. Al acabar, en el 2012, «en España estaba todo muy mal -recuerda-, así que busqué trabajo en Pekín, donde era fácil encontrar algo razonable».

Allí conoció a sus actuales socios, con los que acaba de fundar Eleven Yellow, una empresa on line que se ha enrolado en varios proyectos desde la isla de Bali. «Elegimos Bali porque el Gobierno ha habilitado un área de Internet de alta velocidad, y también por un tema de costes -explica-. Cuanto más barato sea el sitio donde vivas, mejor para arrancar un negocio». Tailandia y Filipinas son sus próximos objetivos, con Sudamérica en el horizonte.

Uno de sus proyectos se llama Extends, «un periódico digital basado en Twitter» y rentabilizado con publicidad, que lo que hace es «revisar los trending topics de cada país y apostar por esas noticias».

En realidad podría «realizar este trabajo desde cualquier lugar del mundo, porque es todo en red», y sin embargo no se plantea el regreso. «Echo de menos, claro, pero no me apetece volver a Galicia por las condiciones laborales. Y aunque obtuviese el mismo dinero, los gastos diarios no serían tan bajos como en Bali y no me compensaría. Con todo, puede ser una opción a medio plazo -concede- si cambia la situación en España, porque peor que ahora no va a estar».

A Bali acaba de llegar este año, pero se ha adaptado con rapidez. «Esta bien por muchos motivos. La gente es simpática, el nivel de vida es muy alto, todo es bastante barato...». Pero es la temperatura de la isla la que lo tiene fascinado: «Desde que llegué, no me he puesto pantalón largo ni un solo día. Y la verdad... ayuda mucho».

Agustín considera que su situación ahora es más agradable que la que tenía en Pekín, una ciudad de la que acabó «un poco cansado» por la polución excesiva y el clima extremo, «con mucho frío en invierno y un calor tremendo en verano». Pero no por la situación política: «Yo al menos no he visto represión ni nada parecido. Ni un solo problema en ese sentido».