Un «meteorólogo» de 100 años

ramón vilar ORDES / LA VOZ

GALICIA

Álvaro Ballesteros

El ordense Juan Mosquera Candal es el más veterano de los tres mil colaboradores que tiene la Agencia Estatal de Meteorología

07 abr 2014 . Actualizado a las 11:31 h.

Mucho antes de que apareciesen los primeros hombres del tiempo en la tele, antes incluso de que los soviéticos pusiesen en órbita el Sputnik, el ordense Juan Mosquera Candal ya estaba ahí. A dos meses de cumplir 101 años, es el más veterano de los tres mil voluntarios que tiene la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).

A la misma hora que muchos funcionarios de la sede central consultan los datos que los satélites envían en tiempo real, el señor Juan abre la puerta de su casa de Montaos y le echa una primera mirada al cielo. Son las ocho de la mañana cuando revisa el pluviómetro y los catavientos que tiene en la finca. Y así, ríanse de la Medalla al Mérito en el Trabajo, lleva 24.000 días.

«Eu empecei nisto en 1948. Pediumo un mestre que estaba destinado aquí cerca», cuenta mientras nos recibe en un gabinete tan entrañable como heterodoxo. En el despacho conviven libros de historia, manuales de botánica y carpetas repletas de apuntes meteorológicos; también fotos de familia, con otras de Juanito Valderrama, Félix Rodríguez de la Fuente y el histórico hombre del tiempo de TVE José Antonio Maldonado: «Con este, quieto parado. Son palabras maiores. É moi bo».

Hay también un ordenador con el que no acaba de entenderse, pues él es más bien de bolígrafo y, cuando la ocasión lo requiere, de máquina de escribir. Acaba de usarla para contestar una carta que recibió hace pocos días de la Aemet. Le ofrecen una cuenta de Twitter para que envíe los datos que recoge en su observatorio: «A esta xente esqueceulle que vou polos 101 anos, xa lles dixen que quero seguir colaborando, pero sen complicacións». Su método consiste en mandarles cada mes, por correo postal, un boletín en el que detalla pluviosidad, dirección del viento y heladas. Pero su trabajo de campo va mucho más allá. Mosquera está entregado también a la fenología, ciencia que estudia la relación entre el clima y los ciclos de los seres vivos. En unos cuadernos que pone a disposición del ministerio, anota el primer canto del cuco, la llegada de las golondrinas o la fecha de floración de árboles y plantas.

A bordo de su Peugeot 206, el señor Juan hace incursiones por las parroquias vecinas para preguntarles a los paisanos si vieron esta o aquella especie. «Por agora aínda me deixan andar co coche. Fiar non se fían de todo, que me fan revisións todos os anos», comenta divertido.

Su trabajo desinteresado, especialmente el fenológico, proporciona datos históricos valiosísimos para investigaciones sobre el clima y los seres vivos. A su casa de Montaos llegan cartas de agradecimiento que conserva con orgullo y su nombre aparece citado incluso en tesis universitarias. Pero él, que solo pudo acceder a estudios primarios, le quita importancia a su labor encomiable y asegura que es «un simple namorado da natureza».

En cuestiones meteorológicas su palabra pesa tanto como la de un notario. Por eso no es de extrañar que haya sido citado en el juzgado: «Unha vez chamoume un avogado para que fose testificar a Ordes. Era por un accidente de circulación e querían que certificase cos meus datos a choiva dese día». Está acostumbrado a que le pidan predicciones, pero no es amigo de especular: «Aínda os que se dedican a iso engánanse moitas veces». Él mismo comenta divertido cómo se lo echó en cara a Santiago Pemán: «Unha vez escribinlle unha carta para pedirlle un mapa e nunca me contestou. Collín eu, cabreado, e volvinlle escribir: ??Que saiba vostede que tal día dixo que ía chover, e nada; e tal outro, que ía quentar o sol, e veu auga a mazo??».