Besteiro ha creado en medio año el PSdeG a tiempo parcial

Domingos Sampedro
domingos sampedro SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

El líder socialista cumple seis meses en el cargo intentando normalizar la vida interna del partido, pero sin atajar el contrapoder de los aparatos provinciales

06 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

La política es caprichosa. Cuando Besteiro cumplía los primeros cien días al frente del PSdeG-PSOE, a mediados del pasado mes de enero, la portavoz del PP, Paula Prado, se apresuró a repartirle el boletín de notas con un rotundo «suspenso», pues le reprochaba que no había sido capaz de enderezar la crisis interna de los socialistas ourensanos, y que así malamente podría encarar la crisis económica que sacude a todos los gallegos. Es probable que Paula Prado mantenga su opinión ahora que Besteiro acaba de cumplir seis meses en el cargo y que, por fin, le enseñó los dientes a los concejales rebeldes de Ourense con los expedientes disciplinarios. O no. Difícil saberlo, básicamente porque la espiral del caso Pokémon acalló a la portavoz popular, impidiéndole acudir a la evaluación continua de su rival. Lo dicho, la política es caprichosa.

En su primer medio año como timonel del PSdeG, Besteiro ya dejó ver lo mejor y lo peor de sí. De lo primero hay que destacar su prudencia en el manejo de los tiempos, su habilidad para no pisar cristales y su paciencia. Y de lo segundo, reseñar su exceso de paciencia, extenuante para aquellos que querrían verlo tomando decisiones y arriesgando.

Deudas

Cierto que el estado en que recibió el partido tampoco da para demasiadas alegrías. A la onerosa deuda que se encontró a su llegada a la sede de O Pino hay que añadir las turbulencias internas de los últimos años, que convirtieron el PSdeG en un partido desgajado en retales a la espera de ser cosidos de nuevo, labor que si de algo requiere es de tiempo de reposo y dedicación.

Pero tiempo y dedicación es algo de lo que no dispone este PSOE a tiempo parcial que está construyendo José Ramón Gómez Besteiro, presidente de la Diputación de Lugo por las mañanas y secretario general del partido por las tardes, en colaboración con Pilar Cancela, funcionaria de la Xunta de ocho a tres y jefa vespertina del aparato socialista, o incluso Valentín González Formoso, obviamente más dedicado a la alcaldía de As Pontes que a la coordinación de la política municipal.

Con un partido que funciona a duras penas a media jornada se complica mucho más la posibilidad de marcar perfil, algo indispensable para liderar la agenda política con propuestas que ayuden a construir una alternativa de Gobierno, en vez de opinar repetidamente sobre la agenda que trazan los demás, que es el deporte favorito al que se entregaron los diputados socialistas y que acabó por atrapar, las más de las veces, al propio Besteiro.

Quizás la movilización del poder local contra el tasazo de Sogama, alentado por el PSOE junto a otras fuerzas de la izquierda, o las recetas que impulsan los socialistas para atajar la corrupción, como la separación de los políticos de las mesas de contratación, sean excepciones a la regla general. Pero ni siquiera esa va a ser suficiente para que el PSdeG pueda afrontar sus dos principales desafíos para los próximos meses. Uno, que no es menor, pasa por aplacar la hostilidad declarada a la dirección gallega por algunos aparatos provinciales, especialmente el de Ourense y en menor medida el de A Coruña, convertidos en un verdadero contrapoder. Y otro, el principal, consiste en tomar decisiones de cara a las municipales del 2015 para que el partido no se despierte un buen día descubriendo que solo es capaz de gobernar una de las siete ciudades gallegas. En esto último es donde Besteiro realmente se la juega.