La alianza con EH-Bildu pasará factura al BNG

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

GALICIA

De rechazar el diálogo con ETA en el año 2008, el Bloque pasa a pactar directamente con sus exégetas políticos

31 mar 2014 . Actualizado a las 09:15 h.

Aunque pueda parecer que ocurría en la prehistoria, hubo un tiempo en el que el BNG era socio fiel de CiU y el PNV. No es que formaran una alianza accidental para tratar de sumar votos en unas elecciones europeas de circunscripción única, sino que compartían estrategias parlamentarias en Madrid. Recuerdo sin ir más lejos haber asistido a una rueda de prensa celebrada el 13 de febrero del 2008 en un hotel madrileño en la que participaban Anxo Quintana (BNG), Íñigo Urkullu (PNV) y Artur Mas (CiU). «Somos la alternativa, y por eso somos tan importantes», afirmó Anxo Quintana un mes antes de las elecciones del 9 de marzo. Zapatero había anunciado que Bono presidiría el Congreso en caso de que el PSOE ganara las elecciones. Y los tres partidos nacionalistas dijeron que eso sería por encima de su cadáver. Un mes después, Bono presidía el Congreso y CiU y PNV pactaban con el PSOE un puesto en la Mesa del Congreso, mientras el BNG se quedaba colgado de la brocha.

Pero no es de eso de lo que quería hablar hoy. En esa rueda de prensa, Íñigo Urkullu y Artur Mas se mostraron partidarios del diálogo con ETA, mientras Anxo Quintana lo rechazó de manera radical.

Dos cosas llamaban la atención. La primera es que el BNG, que se reclama de izquierda, se presentaba como aliado fiel de dos partidos conservadores como CiU y el PNV, representantes de la oligarquía económica en sus respectivos territorios. La segunda es que el BNG se distanciaba claramente de la izquierda abertzale mientras CiU y PNV secundaban sus tesis.

¿Qué ha ocurrido seis años después para que el BNG rompa con sus exsocios? CiU y el PNV siguen en el mismo sitio. Pero el Bloque se ha movido tanto, que no solo no le valen ya las tesis soberanistas de CiU y el PNV, sino que también se le queda corto, al parecer, el independentismo de ERC. Y de rechazar el diálogo con ETA, pasa a pactar directamente con sus exégetas políticos de EH Bildu.

Puede que ese pacto le dé algún fruto en las elecciones europeas, pero, al margen del coste que pueda tener en votos en las gallegas, fuentes parlamentarias aseguran que ese paso le costará caro al BNG en Madrid. Si la alianza con CiU y PNV le permitía un protagonismo y una visibilidad parlamentaria muy superior a la que corresponde a sus dos diputados, el abrazo a Bildu puede situar al Bloque en la marginación a la que los grandes partidos someten a Amaiur en el Congreso.

Lo que posiblemente no cambie es el hecho de que el BNG sirva a los intereses políticos de otros sin recibir nada a cambio. Así como CiU y el PNV acostumbraban a dejar en fuera de juego sin problema a alguno a sus socios gallegos cuando les convenía pactar con el PSOE y hasta con el PP, Amaiur se servirá del BNG cuando le convenga y lo dejará en evidencia cuando considere oportuno. Se verá pronto.