Más allá de esta nueva oleada de emigración tradicional a México, hay otra que emerge desde otros puntos de Galicia. Un ejemplo es la arquitecta compostelana Alba Díaz, que cambió su vida en Santiago por un puesto en el gabinete de arquitectura de Fernando Romero, el yerno de Carlos Slim, en el D.F. Ese despacho es uno de los más prestigiosos de América y tiene sucursal en Nueva York. Además tienen tanto trabajo en este momento que no dejan de buscar nuevos talentos. Para ella es toda una oportunidad poder trabajar y aprender de ellos. Está contenta en el D.F., una ciudad a la que llegó por «puritita» -que dirían los mexicanos- casualidad. «Quería ir fuera y mandé el currículo a diferentes lugares, me llamaron de este estudio y vine para aquí ya con el trabajo, no tuve que buscar. Estoy en México, igual que pude haber ido a cualquier otro lugar», explica esta arquitecta de 25 años durante una charla por Skype.
En este momento dice que México está viviendo un bum como el que hubo aquí, en el que hay mucho trabajo. «Tenía unas prácticas de tres meses, pero me acabé quedando y ya llevo un año. Tenemos un volumen de proyectos muy alto», dice. En este momento está trabajando en tres, dos dentro del estado y un tercero en Estados Unidos. Aunque dice que no pretende quedarse toda la vida en México, no tiene miedo a la falta de seguridad. «Aunque no es aconsejable ir solo a partir de las nueve o las diez de la noche, por donde vivo -entre Condesa y Polanco- no hay queja», dice.