«Hay niños que no prueban ni la fruta ni el pescado»

Antía Urgorri Serantes
ANTÍA URGORRI REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Margarita Martínez, orientadora de dos centros educativos de Vigo, señala que las carencias en la alimentación provocan que los escolares inicien la jornada desganados y de mal humor

13 mar 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Margarita Martínez, orientadora de dos centros educativos de Vigo, confirma que la crisis está teniendo consecuencias directas en la alimentación de algunos escolares, que «vienen sin desayunar o no traen nada para la merienda». Los casos han aumentado, explica, sobre todo entre familias inmigrantes.

El comedor del colegio se convierte muchas veces en la tabla de salvación de estos niños de familias sin recursos, aunque hay casos «en los que tenemos lista de espera». Todos estos casos son comunicados a Servicios Sociales del Ayuntamiento y a las trabajadoras sociales, con las que hay una comunicación directa y fluida. También son los docentes los que comunican a los colectivos que reparten alimentos cuáles son las familias más necesitadas.

Iniciativa de la Xunta

Aun así, los profesores han decidido actuar también, en la medida de sus posibilidades. Margarita Martínez explica que el curso pasado se sumaron a una iniciativa de la Consellería do Medio Rural para repartir fruta fresca entre los escolares. «Duró una semana, y nos dimos cuenta de que había niños que se llevaban para casa la fruta que sobraba», explica. Incluso, algunos niños acudían a las actividades de refuerzo, que tienen lugar por la tarde, con la fruta que habían recibido por la mañana para merendar. Así, los docentes decidieron solicitar este curso una semana de la fruta cada trimestre -el máximo son tres en el curso.

Las carencias de alimentación no solo se notan en que los niños no desayunan, sino también en la calidad de los productos que llevan. «Hay niños que no prueban la fruta ni el pescado», señala la orientadora. La bollería industrial predomina en las meriendas: «Es más barato, y además, a veces no pueden elegir, ya que son los alimentos que les dan en asociaciones o colectivos que ayudan a las familias más necesitadas».

Desarrollo de los niños

Sin embargo, destaca Martínez, «quizás no es la alimentación más equilibrada, pero lo importante es que están comiendo», aunque advierte de cómo estas carencias alimentarias se están reflejando en el desarrollo de los propios niños: «Hay niños que yo creo que no cumplen los percentiles de peso y altura, en los centros de salud tienen que darse cuenta».

Son las profesoras las que detectan de inmediato que los niños llegan desganados o de mal humor debido a que no han desayunado nada: «Les preguntas si han desayunado y te dicen que no, o que no tenían leche en casa». En algunos casos, explica Margarita Martínez, «les damos unas galletas antes del recreo, porque si no no pueden aguantar de ninguna manera». De momento, no han tenido casos de niños que lleguen a marearse.