Entre ellos hablan en alguna ocasión, pero casi siempre de manera fortuita. No conmemoran ni su llegada al Gobierno, ni mucho menos su salida. «Non temos peña de exconselleiros, pero tampouco a tiñamos no Goberno», confiesa Carmen Gallego, que asegura categóricamente que la relación en el Gabinete «era moi fluída, outra cousa é o que se quería contar», añade.
El propio Emilio Pérez Touriño no lo ve así, y de ello dejó constancia en sus memorias al calificar de error haber incluido a Pachi Vázquez y a Ricardo Varela en su Gabinete, al considerar ahora como escaso su compromiso y como una traición «a súa pasividade e distancia milimetricamente calculada».
El expresidente trazó sus ruidosas memorias desde el Consello Consultivo de Galicia, donde como titular de la Xunta tiene un puesto nato. Nada más, alguna conferencia, algún homenaje aislado y algún artículo, incluso para ajustar cuentas.
Quintana cambió de rumbo
Mayor distancia de la política aún guarda también el que fuera vicepresidente. Anxo Quintana ha dado un cuarto giro a su vida, iniciada como sanitario, continuada como concejal y alcalde, y ahora como empresario tras su paso por la Xunta y el liderazgo del BNG. Una taberna tradicional en Allariz creada entre ocho socios mantiene el vínculo con su origen, y África y América se han convertido en los escenarios en los que trata de internacionalizar empresas técnicas gallegas, vascas, catalanas, francesas y portuguesas de construcción, arquitectura, tecnologías y servicios.
Clases de inglés y un máster MBA a distancia han sido las herramientas que ha añadido a su currículo, en el que sus propios amigos aseguran que ya no cabe la política, prácticamente ni en sus conversaciones cotidianas, de las que tirando de la lengua a sus excompañeros de Gabinete se siguen lamentando de no haber tenido más tiempo para ejecutar sus planes.