El peligro de la xenofobia

Manuel Lago ECONOMISTA DE CC. OO.

GALICIA

11 feb 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

El resultado del referendo suizo abre una etapa de enorme preocupación en la que regresan los fantasmas del pasado, especialmente la xenofobia, el rechazo a los extranjeros. Es una sonora bofetada a la Unión Europea, a su ciudadanía, pero también a la propia sociedad suiza. Porque lo que se aprobó a través de una votación popular, por un escasísimo margen, es una propuesta de un partido de la extrema derecha contra la que hicieron campaña el Gobierno, los partidos mayoritarios, las organizaciones empresariales y los sindicatos suizos.

Es cierto que el país helvético tiene una larga tradición en tratar a los inmigrantes como mercancías, fuerza de trabajo que se utiliza cuando hace falta y se expulsa cuando no se necesita. Decenas de miles de gallegos lo han sufrido en los últimos 50 años en los que normas restrictivas les permitían trabajar allí pero no acceder a derechos ciudadanos básicos. Pero ahora se da un paso más, porque el referendo aprobado obliga al establecimiento de cupos de entrada a los ciudadanos de la Unión Europea. No se trata ya de rechazar a los inmigrantes pobres; a partir de ahora, si la decisión se lleva adelante, afecta también a los europeos de clase media, alemanes por ejemplo, que trabajan en sectores de cualificación alta.

La xenofobia, los odios y los miedos más primitivos, la irracionalidad imponiéndose no solo sobre los derechos humanos, sino sobre la evidencia de los datos, del propio interés del país. Porque con esta votación Suiza rompe su relación con la UE, no solo en la movilidad de las personas, también en el resto de los acuerdos aprobados en un paquete común en el 2002 de fuerte contenido económico y que ha contribuido de manera decidida al crecimiento económico de ese país en la última década.

Estamos ante un precedente muy peligroso en la dinámica que se está abriendo en muchos países de la UE y que puede explotar en las elecciones al Parlamento Europeo del próximo mes de mayo. Porque lo que se aprobó en Suiza no es diferente de lo que propugnan los partidos de la extrema derecha de Francia, Holanda o Gran Bretaña, recortes en los derechos de los inmigrantes y cierre de fronteras incluso para ciudadanos de países pobres de la Unión que, por desgracia, ya están contaminando a los partidos de la derecha que gobiernan. Y por eso el resultado suizo ha sido recibido con entusiasmo por los xenófobos europeos. Tiempos tristes, con espectáculos vergonzosos, como el suizo, como Lampedusa, como esas imágenes desgarradoras de los inmigrantes africanos estrellándose contra las vallas con cuchillas de Ceuta y Melilla.