La que le mantiene desde hace dos meses en el Líbano es la octava misión internacional en la que participa el cabo mayor Juan Francisco Reguera Soto (Vigo, 40 años), mecánico de automoción en el Cuerpo de Especialistas del Ejército de Tierra.
-Aquí me siento muy útil porque soy capaz de aportar mi granito de arena, aunque sea de forma indirecta, al apoyar a mis compañeros que salen con sus blindados en las mejores condiciones mecánicas para llevar su misión fuera de la base con seguridad y así, de alguna forma, intentar que las partes en conflicto estén lo más calmadas posible. Creo que si no estuviésemos haciendo esta labor en el Líbano, la zona sería un lugar más inestable para la población que vive al sur del río Litani. Siento el agradecimiento de la población, aunque no lo digan de forma directa, por su forma de tratarnos a los españoles.
-¿Qué es lo más duro?
-Sin duda estar lejos de la familia durante tantos meses, aunque los medios modernos de comunicación, por ejemplo Skype, suplen en parte esta ausencia. Tengo una niña de 12 años, una edad un poco complicada para estar separados.
-¿Sintió miedo alguna vez durante alguna de sus misiones?
-Es cierto que en alguna ocasión he tenido esa sensación de riesgo, por ejemplo en la misión en Bosnia en 1995 y en la de Afganistán en el 2011. En esta última, un vehículo de los que nos precedía en un convoy sufrió un atentado.