El cadáver que apareció tiroteado en A Pobra es de un narco catalán

Javier Romero Doniz
Javier romero RIBEIRA / LA VOZ

GALICIA

El muerto se apellida Torres y pertenecía a un clan que trafica con cocaína y que habría venido a la ría de Arousa para realizar alguna operación

28 ene 2014 . Actualizado a las 10:46 h.

Todos los indicios apuntaron desde el principio a un crimen motivado por un ajuste de cuentas. El hecho, además, de que este suceso tuviese como escenario la ría de Arousa, que el cadáver apareciese varado en una playa, con dos disparos y envuelto en un saco de plástico, alimentó aún más la posibilidad de que el violento mundo del narcotráfico estuviese detrás de esta muerte. Ahora que ha pasado más de un mes desde que el muerto fue expulsado por el mar en una playa del municipio coruñés de A Pobra do Caramiñal, y las pistas que siguen los investigadores empiezan a encajar, se da por hecho que los restos pertenecen a un narcotraficante de Cataluña.

En concreto, se apunta a un individuo de mediana edad y que uno de sus apellidos es Torres. Esta es la persona que apareció muerta el 21 de diciembre en el arenal barbanzano, y que fue descubierta por una pareja que paseaba por la mañana con su perro y por un joven que esperaba a que su hermano acabase de practicar submarinismo a pocos metros del lugar. Gracias a las pesquisas llevadas a cabo por la Policía Científica de la Guardia Civil, que contó desde el primer momento con la colaboración de compañeros de otras comunidades autónomas, fue posible empezar a convertir los indicios en pistas fiables para sentar las bases de la investigación.

Coca de Galicia

Torres pertenecía a una organización especializada en el tráfico de drogas en Cataluña. Y, en concreto, en la coca de procedencia gallega. Lo que viene a partir de ahora sí que son partes del caso que los agentes están siguiendo pero que nadie se atreve aún a dar por seguras. La teoría principal sostiene que este narco se desplazó a Galicia para realizar alguna operación que tendría como objetivo el transporte de cocaína a algún punto de su comunidad autónoma en la que operaba y que todavía no ha trascendido.

Lo que parece claro que los planes de esta organización no salieron como deseaban. Y para muestra el cadáver del emisario catalán varado en la playa después de un mes aproximado en el mar. Lo que nadie tampoco sabe concretar por ahora son los motivos que llevaron al culpable o culpables a cometer este homicidio. La existencia de alguna deuda pendiente es la opción que más se maneja.

De lo que sí parece haber indicios es de que la muerte tuvo lugar en alguno de los concellos que se encuentran en el sur de la ría de Arousa, que es adonde recurría esta organización para hacerse con los estupefacientes. Esta línea de la investigación echa por tierra otras planteadas en un inicio, y que señalaban a algún lugar más al sur de la costa gallega, o incluso portuguesa, como el verdadero origen del cuerpo. También se analizó la opción de que pudiese haber sido echado al mar desde algún barco, pero fue descartada a los pocos días de parecer.

Brutalidad

Por ahora poco más ha trascendido de este crimen que sorprendió a la opinión pública gallega -y especialmente a la barbanzana- pocos días antes de Navidad por la brutalidad con la que fue llevado a cabo.

La investigación para dar con los autores del homicidio y los socios de Torres sigue abierta. Aunque con una opacidad extrema, ya que desde que se inició el caso toda la información que se ha ido conociendo fue siempre muy posterior a que ocurriese para no interferir en el caso y poder llevarlo a buen puerto.

El segundo disparo, en el omóplato

El mal estado del cuerpo que apareció varado en la playa de A Illa, en A Pobra, el 21 de diciembre presentaba un avanzado estado de descomposición que ralentizó su autopsia. Aunque no tardó mucho en trascender que el cuerpo presentaba signos de violencia, lo que sí se supo unos cuantos días más tarde es que tenía un disparo en la cabeza. Volvieron a pasar varias jornadas hasta que se supo de la existencia de un segundo orificio de bala en el cuerpo, que ahora se ha sabido que está en el omóplato. El hermetismo con el que se están llevando tanto los resultados de la autopsia como los avances de la investigación arrojan poca luz sobre la posibilidad de otras marcas de violencia. El único hecho confirmado de manera oficial es que todavía se siguen realizando pruebas al muerto.