Los usuarios evitan la autopista para esquivar la subida de peajes

maría santalla REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Los conductores reciben con indignación el alza del 1,85 % aplicada con el nuevo año

03 ene 2014 . Actualizado a las 14:20 h.

Los usuarios de la AP-9 entre Ferrol y Tui y los de la AP-53 entre Santiago y Dozón tienen, desde el primer día del año, que rascarse un poco más el bolsillo para abonar el peaje. Ambas vías, de titularidad estatal, han subido sus precios un 1,85 %. Este porcentaje se ha fijado aplicando el IPC entre noviembre del 2012 y el mismo mes del 2013, dato este que determina el 95 % del nuevo precio. Mientras, el 5 % restante se completa con una cantidad que cada concesionaria propone al Ministerio de Fomento en función de los tráficos.

Ambas variables se han combinado en las dos vías gallegas para consolidar un alza en las tarifas que, en el caso de la autopista del Atlántico, obligará a quien la cruce de principio a fin a desembolsar más de veinte euros, pues se ha incrementado su precio en 37 céntimos sobre los 19,80 del año anterior. En el caso del vial entre Santiago y Dozón, los vehículos deben pagar ahora diez céntimos más que el año anterior por cubrir todo el recorrido. En total, 5,90 euros.

Este incremento en las tarifas ha enervado a los usuarios. Nemesio Pereira recorre habitualmente el trayecto entre Santiago y Ourense. Puede hacerlo utilizando la autopista entre Santiago y Dozón, pero confiesa que no lo hace, sino que elige la carretera convencional. «Es una vergüenza, porque uno cuando compra un coche la mitad de lo que paga se va en impuestos. Pagas el impuesto de matriculación, todos los años el de vehículos de tracción mecánica, pagas la ORA cuando aparcas, pagas cuando circulas... No sé si lo que quieren es que no salgamos de casa, que es lo que están consiguiendo. Además hay que recordarle al Gobierno que por cada kilómetro ya consumimos una gasolina que lleva muchos impuestos», se queja.

Manuel Regueiro es un empresario de mensajería de Betanzos. Pese a la rapidez que exige su servicio, ya hace tiempo que pide a sus empleados evitar el gasto de la autopista AP-9. «Les digo que por carretera, ese gasto no lo podemos asumir», explica. De hecho, según sus propios cálculos, desde que ha tomado esa medida se ahorra casi dos mil euros al año, una cifra importante para una pequeña empresa. Regueiro destaca lo que considera una promesa incumplida por parte de las Administraciones. «Cuando se hicieron las autopistas decían que a los 25 años estarían libres de peaje... pues con A Coruña-Santiago dónde van los 25 años».

Para Juan Higueras, «es una subida más, aparte de los importantes y grandes recortes que se vienen aplicando desde hace tiempo, subida que supone que las concesionarias tengan unos beneficios que no se corresponden con las condiciones de la concesión. Y es solo un pequeño avance de lo que nos espera». Con un dinero, no hay que olvidarlo, que va a salir del bolsillo de todos los contribuyentes.

Ramón Alonso, presidente de la patronal de transporte de mercancías de la provincia de Pontevedra, y propietario de dos empresas del ramo, considera que la vuelta de tuerca que supone el incremento de los peajes tendrá un reflejo negativo en el balance de las empresas. «No podemos repercutir la subida a nuestros clientes». Añade que la aplicación del mal llamado céntimo sanitario -«porque no es un céntimo sino 3,40 y nadie nos asegura que se destine a sanidad»- complica más la situación.

Revisión del modelo

Óscar Mosquera, 35 años, desempleado, casado y sin hijos, trabajó durante muchos años como montador de muebles de oficina. Sabe muy bien lo que es recorrer la AP-9 y hacer frente a los peajes. «Durante muchos años hemos estado recorriendo el camino a A Coruña, Vigo y Pontevedra, incluso Ourense, que era de las más caras: yo creo que el principal problema es que mucha gente se irá ahora por la carretera y cuando tenga prisa por su trabajo, lo hará a mucha más velocidad, lo que hará que aumenten las multas y disminuya la seguridad: no se pueden pagar estas barbaridades». Óscar Mosquera cree que el poder político debería revisar los plazos de un modelo de concesiones que está siendo muy costoso para los usuarios. «No puede ser que con este nivel de paro, de bajadas salariales, sea un lujo utilizar la principal vía de comunicación gallega», se lamenta.

Información elaborada con las aportaciones de Xosé Manuel Rodríguez, Mario Beramendi, Toni Silva y Soledad Antón.