El Estado de bienestar, «en manos» del Apóstol

m. ch. santiago / la voz

GALICIA

Ayer, la primera teniente de alcalde de Santiago presidió la popular ceremonia en la que cada 30 de diciembre un político eleva peticiones al patrón de España

31 dic 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Así como los críos fían sus ilusiones a los Reyes Magos en cartas redactadas por estas fechas, cada 30 de diciembre en la catedral de Compostela, con motivo de la ceremonia de la traslación de los supuestos restos del Apóstol desde Haifa (hoy Israel) hasta Galicia, se puede escuchar a un político, en nombre de Juan Carlos I, elevando peticiones al patrón de España. Ayer, en ausencia del regidor de la ciudad, Ángel Currás, quien se encontraba en el entierro de su madre, le tocó el turno a la primera teniente de alcalde, Reyes Leis (PP). Al más puro estilo Fátima Báñez aliándose con la Virgen del Rocío para crear empleo, la delegada regia terminó reclamando de todo al santo, incluso que contribuya a preservar el Estado de bienestar.

«Ayúdanos a hacer sostenible nuestro sistema de bienestar y haznos ver a gobernantes y gobernados que tal sostenibilidad ha de permitir que el sistema de oportunidades y de protección cubra también a las generaciones futuras», leyó la edila en su invocación. Además, requirió del Apóstol «aliento» para quienes buscan trabajo, así como para los emprendedores en su «empeño épico». Y también que «renueve» y «fortalezca» el diálogo «entre quienes creemos en el proyecto nacional de vida en común» y los que «recelan de ello». O sea, poco menos que le encomendó la solución a la encrucijada planteada por Mas en su desafío soberanista.

Asimismo, Leis exhortó a Santiago a «propagar» por el país el espíritu de Angrois y a velar por la salud del rey, «para que pueda seguir ejerciendo sus funciones de incalculable valor».

Con notables ausencias como la del presidente de la Xunta y la del Parlamento, en el acto también intervino el arzobispo compostelano, Julián Barrio. En referencia a la «cultura actual», en su homilía lamentó: «No siempre hay en ella esa referencia a Dios en propuestas que afectan a la dignidad de la persona humana en el ámbito cultural, político, económico o religioso».