El maquinista del Alvia: «La culpa la tiene que averiguar el juez»

A Coruña / La Voz

GALICIA

Asegura que «se han dicho muchas mentiras» sobre el accidente

23 dic 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

A escasos metros de la estación de tren de A Coruña vivía antes del accidente Francisco José Garzón Amo, el maquinista del Alvia que descarriló en Angrois. Precisamente, mañana se cumplirán cinco meses del mayor accidente ferroviario de Galicia. Y a pesar del tiempo, las heridas siguen abiertas. En el conocido barrio coruñés donde vivía Garzón hasta hace unos meses nadie quiere hablar de él. Agachan la cabeza y responden con una escueta frase: «Desde el accidente no lo he vuelto a ver por aquí», asegura un vecino que lo conocía y que quiere zanjar la conversación cuanto antes. Ya en el portal del edificio donde vivía con su madre, ninguna de las llamadas al portero recibe respuesta. Quizás estén y no quieran contestar. A veces, el silencio dice más que las palabras. Y nadie pone ya en duda en este barrio lo difícil que será para él y su familia dejar atrás una tragedia como la de Angrois.

Pero Garzón estuvo en A Coruña la pasada semana visitando a su madre. Así lo revela El Mundo en una entrevista al maquinista que se transcribe a continuación y donde reconoce que todavía necesita tratamiento: «Pues mire, estoy tratando de superar la tragedia. Tengo ayuda psicológica para digerir el trauma del accidente», dice mientras reconoce que no le gusta hablar de ello. «Bastante desgraciada fue», añade. En ningún momento de la conversación, el maquinista quiere hablar de las causas del accidente. Sobre eso, se limita a afirmar que no puede hacer ninguna declaración al respecto y que «la culpa la tiene que averiguar el juez». «Yo solo puedo responder a nivel personal sobre cómo me encuentro. Después del accidente, no puedo hacer ninguna declaración sobre eso», asegura en la entrevista.

Sobre si sigue viviendo en A Coruña, Garzón dice que desde el accidente no acostumbra a estar en la casa de su familia: «No puedo estar allí, por la presión a la que me tienen sometido», aclara.

Envejecido

Tampoco desvela cuál es su residencia desde que pasó lo que nunca debería haber sucedido: «No puedo decirlo. Es una cosa que he tratado de ocultar y me va bien así. Ni puedo hacer comentarios de ningún tipo sobre eso. Perdóneme», confiesa al periodista que le hace la entrevista y al que le llama la atención «el repentino envejecimiento de su rostro». También le declara que está tratando de encauzar su vida: «Tengo que seguir viviendo», le dice.

A la pregunta de si alguna vez pensó en hacer pública su versión de los hechos, Garzón responde: «Han dicho muchas mentiras, muchísimas mentiras, y no quiero entrar al trapo en ninguna. Que digan todo lo que quieran. Me da lo mismo. El juez es el que tiene que decir las cosas. Yo todo lo que tenía que declarar lo declaré. Fui sincero de la forma más correcta posible», confiesa mientras explica que quiere seguir pasando desapercibido por respeto a las 79 personas que perdieron la vida entre los hierros del Alvia: «Yo, por respeto a las víctimas, no quiero aparecer en nada. Ahora estoy superándolo. Si me vuelven a dar presión, me vuelvo a hundir. Han dicho muchas mentiras», repite.

En cuanto a cómo quiere vivir los próximos meses, Garzón confiesa que quiere recuperarse: «Yo quiero que me dejen salir de esta. No quiero que me alaben, ni que me perjudiquen. Yo no quiero absolutamente nada. Solo quiero desaparecer. Las cosas técnicas pregúntaselas a los maquinistas. De esos temas no debo hablar, porque ya declaré ante el juez y es lo que hay», indica. El maquinista del Alvia cierra la entrevista asegurando que no pasará las Navidades con su madre: «No creo porque no puedo. Las pasaré donde pueda. Donde me dejen un poquito tranquilo», asegura.