El eterno viaje de Beiras

Domingos Sampedro
domingos sampedro SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

El BNG cumple diez años de la defenestración de su primer portavoz nacional sin encontrar otro perfil que reflote la organización frentista

24 nov 2013 . Actualizado a las 12:06 h.

Aprovechando que Xosé Manuel Beiras se encontraba a 10.000 kilómetros de Galicia, participando en el Foro Social de Porto Alegre, en Brasil, la UPG lanzó la operación para bajar del pedestal a quien fuera durante dos décadas el referente político del BNG y la persona que condujo al nacionalismo gallego al mejor resultado electoral de su historia. Corría el mes de febrero del año 2002. En ese momento se inició la lenta defenestración de Beiras, quien no tuvo más alternativa que rendirse año y medio más tarde y entregar la portavocía nacional a Anxo Quintana. Ayer se cumplieron 10 años de aquel relevo. Beiras está ahora embarcado en un nuevo viaje político y el BNG ya va por el tercer intento de cubrir el hueco.

En la 11ª asamblea del BNG, la del relevo, se empezó a larvar la futura ruptura del nacionalismo gallego, paralizada cuatro años debido a que el BNG pisó la moqueta de la Xunta y contuvo con el pegamento del poder algunas tensiones internas. No así a Beiras, que conservó su visión crítica sobre la subordinación del Bloque a la UPG o el intento de acabar con el asamblearismo y la capacidad de decisión de cada militante.

Internamente, el beirismo se convirtió en una suerte de tropa irmandiña decidida a embestir contra las fortalezas feudales de la U para ponerle fin a su hegemonía. Y el resto de la historia es conocida, pues el desenlace del choque tuvo lugar en la asamblea de Amio, en enero del 2012, con la UPG encastillada en sus posiciones, y los de Beiras explorando nuevos horizontes fuera del Bloque.

En el libro A estrela na palabra, aparecido en el 2004, Beiras se ve políticamente a sí mismo reflejado en el mito de Sísifo, condenado eternamente a empujar una piedra hasta la cima sin lograr nunca su objetivo, pues cada vez que está a punto de alcanzar la cumbre, la carga se desprende ladera abajo y obliga al incansable Sísifo a reiniciar todo el proceso.

Con la creación del partido Anova, coaligando con Esquerda Unida en el seno del grupo parlamentario AGE, Xosé Manuel Beiras suma ya el tercer intento de empujar la roca del nacionalismo gallego hasta la cima, después de probar con el Partido Socialista Galego (PSG) en los años setenta del siglo pasado y, a partir de 1982, ya con el BNG y con bastante más éxito.

Es más, como cabeza visible del Bloque, Beiras logró agrupar en la misma empresa a todo el nacionalismo organizado políticamente, en la creencia de que el BNG podía convertirse en la gran plataforma común, en cuyo seno convivirían en pie de igualdad las diferentes siglas que lo integran. Se equivocó Beiras en su apreciación, pues siempre existió una UPG en el papel de primus inter pares atando muy en corto todo el proyecto frentista.

Regreso al minifundio

El caso es que desde que la piedra rodó otra vez cuesta abajo, las perspectivas son mucho más difíciles para un nacionalismo que en la asamblea de Amio repudió la concentración parcelaria para volver al minifundio y a la dispersión de las siglas.

Una década más tarde de la defenestración de Beiras, el Bloque ya ha llegado a la conclusión de que tiene dificultades para cubrir el hueco dejado por el de Brión y empezar a crecer de nuevo. La UPG consumió a dos portavoces nacionales por el camino sin lograr reactivar el frente nacionalista, y ahora está probando suerte con un discípulo académico del propio Beiras.

Y del otro lado, falta por ver adónde conduce el nuevo viaje político de un Beiras que es tan vilipendiado por los adversarios como querido por los suyos incluso cuando se equivoca. En su madurez vital, con 77 años a cuestas, Beiras porfía en volver a empujar la roca unos centímetros más arriba. Habrá quien crea que este intento generará una nueva frustración, pero por lo de pronto toda la izquierda está pendiente de sus movimientos.