¿Es viable la bisagra gallega tras el fracaso de Conde y Rosa Díez?

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

GALICIA

Los intentos de consolidar en Galicia un partido capaz de obtener una alta renta política con modesta inversión han sido catastróficos, pero la vía no está todavía cerrada

04 nov 2013 . Actualizado a las 10:50 h.

Los últimos intentos podrían considerarse catastróficos, pero eso no quiere decir que la vía esté definitivamente cerrada. En las pasadas elecciones autonómicas gallegas, los pronósticos apuntaban a que Alberto Núñez Feijoo tendría dificultades para revalidar la mayoría absoluta. Nadie predecía un derrumbe del PPdeG, pero casi todos esbozaban la posibilidad de que los populares se quedaran a uno a dos escaños de poder gobernar en solitario. Ese fue el caldo de cultivo que alentó la teoría del partido bisagra en Galicia, capaz de obtener una alta renta política con una modesta inversión y un mínimo apoyo en las urnas.

La idea podría considerarse audaz, pero la torpeza con la que la llevaron a cabo quienes se pusieron a ello dejó claro que para aprovechar la aparente falta de alternativa entre el conservadurismo del PP y la alianza de socialistas y nacionalistas gallegos habría que afinar un poco más.

Por muy decepcionados que estuvieran con un Feijoo que no cumplió las altas expectativas depositadas en él, o escaldados con con el bluf del bipartito, los gallegos no compraron ni el populismo de Mario Conde, al que dejaron en unos ridículos 15.800 votos, ni el españolismo trufado de progresismo de Rosa Díez, que pinchó en Galicia con poco más de 21.000 sufragios. Ni uno ni otro fueron capaces de arrancar al PP el escaño que le habría obligado a pactar a precio de oro. Al contrario, los populares terminaron por ampliar su mayoría absoluta ante el batacazo del PSOE.

Las cosas han cambiado bastante, sin embargo, desde aquellas últimas elecciones gallegas. Entre otras cuestiones, el PSdeG cuenta ahora con un líder que, si bien está por probar, posee a priori mejores cualidades que un Pachi Vázquez con el que los socialistas solo consiguieron aplazar la renovación, sirviendo así en bandeja un nuevo triunfo de la derecha. Añadido al hecho de que la suma nacionalista de AGE y BNG genera en las urnas más escaños de los que antes lograba el Bloque en solitario, se abre de nuevo la expectativa de que la victoria del PPdeG en las próximas elecciones no sea suficiente para gobernar en solitario.

El análisis es elemental, y son varias ya las plataformas que trabajan con la hipótesis de convertirse en la nueva bisagra gallega. Y no las hay solo con la expectativa de vender caros sus votos al PP, sino también con la de convertirse en socio imprescindible, aunque minoritario, de un hipotético Gobierno cuatripartito.

Hay algunos gabinetes que estudian ya el márketing para vender en Galicia un liberalismo económico sin la rémora de la herencia conservadora de Fraga y otros que pretenden situarse a la izquierda del PSOE, pero sin concesiones al nacionalismo. Si se ahorran los chistes de gallegos de Conde y los tópicos sobre Galicia de Rosa Díez, puede que tengan alguna oportunidad.