«Comparto piso para estirar el sueldo y además conozco gente»

maría cedrón REDACCIÓN / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

<span lang= es-es >Una práctica que hace amigos</span>. Sebastián y Javier vivieron juntos; abajo, Elda y Mari Luz trabajan en Santiago.
Una práctica que hace amigos. Sebastián y Javier vivieron juntos; abajo, Elda y Mari Luz trabajan en Santiago. P. rodríguez, Á. ballesteros< / span>

Cada vez más personas alquilan habitaciones en Galicia para ahorrar

21 oct 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Comienza octubre. Felipe, Ovidio y Patricia toman café en la cocina de su casa en Ourense. No son familia. Son compañeros de piso. Están aguardando a que el casero llegue para cobrar la mensualidad. Pagan 150 euros al mes por el alquiler de una habitación y, aunque cada uno tiene su propia historia, conviven porque de lo contrario lo que ingresan no les llegaría para sufragar una vivienda y pagar los gastos de forma individual. «Lo hago por necesidad», resume Felipe, que estando en el paro con 23 años un cuarto es lo que puede costear. Porque, como dice Ovidio y coincide también Patricia, los alquileres «resultan ahora muy caros». Viven con otras dos personas -una el marido de ella-. No tienen problemas, aunque, como explica esta joven, «no es lo mismo que estar solos, pero de momento es lo que hay».

No son los únicos que, sin estar estudiando, comparten vivienda y gastos en Galicia. El aumento de la movilidad laboral, la crisis, la bajada de los sueldos o el aumento de tarifas de la luz o el agua han empezado a convertir en común un hábito que ya se estila desde hace años en grandes ciudades como Madrid o Barcelona. A falta de datos concretos para la comunidad, basta con ver los recabados por el portal El idealista.com a nivel estatal para comprobar que el número de habitaciones en alquiler en pisos ha aumentado un 46,8 % en un año. Y repasando los anuncios de alquiler de cuartos pueden hallarse decenas de testimonios que confirman la tendencia. Pero los que arriendan son solo la cara de la moneda. Dándole la vuelta y mirando la cruz están aquellos que se han decidido a alquilar una habitación en su casa para completar ingresos.

David Vicente

Funcionario que comparte piso con una investigadora en Santiago. Tiene 26 años. Es de Salamanca, ha vivido en Pontevedra y el pasado mes de diciembre comenzó a trabajar como funcionario en Santiago. Buscaba piso para compartir y lo ha encontrado. Vivirá con una investigadora de la Universidade de Santiago. Tiene muy claro por qué no se ha buscado un apartamento para él solo. «Comparto piso por el dinero, para compartir gastos de calefacción, agua, luz... Comparto para estirar el sueldo, pero también para conocer gente», explica. Además no le cuesta. No es la primera vez que lo hace. «En Pontevedra también compartía y he hecho muy buenos amigos», resume.

Javier Fernández

Es técnico superior de topografía, estudia Proyectos de Edificación y trabaja de camarero. Comparte piso en A Coruña. «En A Coruña no encuentras un apartamento de una habitación en el centro por menos de 500 euros. Aquí pagamos 170 euros por una habitación», dice este joven de Sanlúcar de Barrameda que vive con otras tres personas más (su habitación la comparte con un joven que viene a la ciudad los fines de semana). «Ahora estamos buscando a otro compañero o compañera», cuenta. Sus razones para compartir son las mismas que las de la mayoría. «Económicas», responde. Aunque reconoce que compartiendo conoces mucha gente. Por ejemplo, a su amigo Sebastián Miranda, con el que ha vivido un tiempo y con el que ahora trabaja en un restaurante. Este se mudó a otro piso donde paga 150 euros.

Fernando

Trabaja y comparte piso en Ourense. «Vivir solo en Ourense es un lujo, incluso teniendo buenos trabajos», explica este joven. Dice que en esa ciudad los alquileres han subido tanto que resulta mucho mejor arrendar entre un grupo un piso de gama alta que un apartamento pequeño en el casco viejo que no tiene calefacción ni tampoco plaza de garaje y puede costar unos 380 euros al mes. «Por 600 euros puedes tener un piso de lujo donde tienes muchas más comodidades, pero además acabas pagando mucho menos», dice.

Carlos

Trabaja en la Universidad y comparte piso en Santiago. Es de Ferrol, ha vivido en A Coruña y ahora está en Compostela. «Vivo con más gente desde hace dos años por razones puramente económicas», explica. Comparte piso con dos personas, una trabaja y la otra es estudiante, pero la franja de edad de todos ellos está entre los 30 y los 40 años.