«No podíamos imaginar que las crisis de Asunta eran el ensayo del crimen»

Ignacio Carballo González
i. carballo SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Los compañeros del Rosalía de Castro le hicieron un mosaico a Asunta por su cumpleaños.
Los compañeros del Rosalía de Castro le hicieron un mosaico a Asunta por su cumpleaños. XOÁN A. SOLER< / span>

Las profesoras de la niña creyeron la versión de sus padres sobre la alergia

20 oct 2013 . Actualizado a las 11:50 h.

El asesinato de Asunta Basterra Porto fue planeado y ensayado. La muerte lenta de la niña a manos de sus padres comenzó en julio, mes en el que las pruebas toxicológicas de muestras capilares de Asunta sitúan la administración de fuertes dosis del ansiolítico lorazepam. «De ninguna manera podíamos imaginar que las crisis de la niña eran el ensayo del crimen», afirmó ayer una de las profesoras del curso de música al que esta alumna aventajada asistía entre el 8 y el 14 de julio en Santiago.

Los padres de la niña y presuntos asesinos, Alfonso Basterra y Rosario Porto, advirtieron a las profesoras de que su hija estaba bajo los efectos de una fuerte medicación contra la alergia, por lo que las docentes restaron importancia a este episodio. El 9 de julio, Asunta llegó al curso «adormecida, como drogada», así que las profesoras avisaron a sus padres y se la llevaron a casa. La menor ya no fue a clase por la tarde, pero sí retomó la actividad al día siguiente y concluyó con aparente normalidad el curso organizado por la Asociación Peregrinos Musicales.

El segundo episodio que consta en la investigación porque fue puesto en conocimiento de la Guardia Civil por propia iniciativa del profesorado poco después del crimen, tuvo lugar también en julio, el día 22, en una escuela privada de música sita en la zona del Restollal. Los hechos fueron prácticamente calcados a los ocurridos el día 9 en la Escola de Altos Estudos Musicais. Ese lunes, Asunta no fue a clase y sus padres explicaron a los responsables del centro que la niña estaba enferma. El día siguiente, Alfonso Basterra llevó a su hija adoptiva a la academia y «aunque la vimos bastante indispuesta, porque incluso se le cerraban los ojos, pudo terminar la clase», recuerda una profesora. También en esta escuela, el profesorado fue advertido por los padres de que la niña estaba bajo los efectos de una fuerte medicación por alergia. Por este motivo, ni en el primer ni en el segundo curso los profesores tuvieron indicios que pudieran hacerles sospechar la existencia de malos tratos hacia la menor, ni mucho menos el presunto filicidio perpetrado el 21 de septiembre.

Versión desmontada

La versión de los padres sobre la supuesta alergia de Asunta fue desmontada inicialmente por la declaración de su pediatra, que negó que padeciera esa afección y, posteriormente, por la autopsia y por las pruebas toxicológicas, que revelaron que la niña había consumido una cantidad letal del ansiolítico lorazepam, marca Orfidal, el mismo que tomaba su madre para combatir su estrés y crisis de ansiedad. Este fármaco, que se adquiere con prescripción médica, pertenece al grupo de las benzodiazepinas y tiene una alta potencia como sedante, relajante muscular y amnesiante. Las profesoras de los dos cursos de música citados describieron unos síntomas similares en la niña, que «se dormía en el aula». Únicamente, una variable: en las clases de principios de mes, a una profesora le llamó la atención un comportamiento extraño, conflictivo, de la menor.

«En aquel momento no podía pensar de ninguna manera que Asunta fuera víctima de sus padres, porque todo lo que parecía que había en esa familia era positivo, que no había ninguna grieta», explica ahora una docente del curso de Peregrinos Musicales, y recuerda que Rosario Porto había exteriorizado su preocupación por el efecto que la supuesta medicación estaba teniendo en su hija.

Ya en septiembre, se produjo una falta de Asunta a sus clases de tercero de ESO en el instituto Rosalía de Castro. Fue solo cuatro días antes de su muerte, con la misma justificación de la alergia aducida por sus padres. Ese mismo día, Asunta tampoco fue a clase de ballet y su madre avisó mediante un mensaje telefónico diciendo que la menor estaba k.o. porque había tomado muchas pastillas.

La toxicológica del cabello de Asunta fue una de las pruebas determinantes para elevar la calificación del crimen, a instancias del fiscal, de homicidio a asesinato, por considerar que concurre la agravante de alevosía, además de la de parentesco. Esta prueba, una de las últimas cuyo resultado se incorporó a la instrucción del caso, reveló que Asunta fue sedada, con picos elevados de ansiolítico, el pasado mes de julio y en los días previos al crimen, aparte de la última dosis que pudo causarle la muerte.

SEDACIONES DESDE JULIO

09-07-2013

PRIMER CURSO DE MÚSICA

Alfonso Basterra y Rosario Porto justificaron por la medicación contra la alergia de Asunta -desmentida por la investigación- la primera sedación de la menor. Esta asistía a su primer curso de música en julio.

22-07-2013

SEGUNDO CURSO, NUEVO CASO

La niña no fue a clase, el 22 de julio, al segundo curso de música al que asistió ese mes. Al día siguiente la llevó su padre y, aunque sus profesoras la vieron «bastante indispuesta», pudo terminar la sesión.

18-09-2013

FALTÓ AL INSTITUTO Y A BALLET

Cuatro días antes de su muerte, Asunta faltó a clase en el instituto Rosalía de Castro y a la de ballet en un centro privado. Su madre mandó un SMS a este último diciendo que su hija había tomado pastillas.