Prostituir a una niña

M. Fernández Blanco LOS SÍNTOMAS DE LA CIVILIZACIÓN

GALICIA

18 oct 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

¿Qué le puede ocurrir a una niña secuestrada, maltratada, violentada y objeto de esclavitud sexual? Lo peor que le puede ocurrir es que, más allá de la liberación material de sus explotadores, la iniciación sexual precoz, como objeto mudo del goce perverso del otro, pueda llevarla a no poder ya verse más que desde el lugar en el que la colocaron, y que quede presa en la cárcel sin barrotes de la repetición del trauma. Porque, contra lo que se suele pensar, trauma y repetición se anudan.

Para el ser humano con demasiada frecuencia otra persona, incluido un niño, puede ser alguien en quien satisfacer sus más bajos instintos. Por eso los niños históricamente, y aún en la actualidad en muchos lugares del mundo, siguen siendo objeto de venta, comercio, maltrato y de explotación laboral y sexual. La niña de 15 años que huyó de un prostíbulo en Valladolid encontró en sus supuestos salvadores (oriundos de su pueblo de origen en Rumanía) a sus nuevos explotadores. Curiosamente le habían ofrecido venir a España a cuidar niños y se encontró siendo, como niña, objeto de la perversión en serie de los adultos.

En la sociedad de la permisividad de los goces el deseo ligado a la prohibición busca traspasar la última frontera que precisamente está en la infancia. Por eso pasa a ser un negocio muy lucrativo la explotación sexual de menores. En este tipo de delitos, además de la persecución de los proxenetas esclavistas, no hay que dudar en perseguir a los clientes. A todos aquellos que usan a una niña, o a un niño, como objeto sexual porque, en estas situaciones, no es posible alegar voluntariedad ni acuerdo entre iguales. Tampoco los clientes pueden ampararse en la ignorancia respecto a la edad, porque precisamente que sea un menor es la condición de su goce perverso. Ese goce que transforma a muchos niños en el mundo en una mercancía y los aboca a una existencia sórdida que, sin la ayuda adecuada, puede convertirse en un destino.