El joven, que portaba 200 gramos, acudió imputado por un delito y salió imputado por dos, aunque solo será condenado si se demuestra que iba a vender la mercancía
10 oct 2013 . Actualizado a las 07:00 h.Los agentes de la Policía Nacional que custodian el edificio de los Nuevos Juzgados, en A Coruña, se quedaron patidifusos con lo que vieron y olieron ayer. Un joven sobre el que pesa una orden de acudir a los tribunales cada 15 días a firmar se presentó en las instalaciones con una mochila. Nada extraño. Lo raro era el fuerte olor a marihuana que desprendía el bulto. El hombre iba dejando a su paso una estela que invitaba a girar la cabeza a todo el que se cruzaba en su camino. «Cantaba mucho», confesaba momentos después uno de los agentes. Tanto cantaba que los agentes le pidieron que abriese la mochila. Cuando el joven lo hizo -no se le notó nervioso en ningún momento- apareció lo que todo el mundo se imaginaba ya, una bolsa de unos 200 gramos de marihuana. Eso viene a ser del tamaño de una bolsa de patatas familiar.
No se le veía arrepentido ni puso esa cara que suelen poner los cacos cuando se les coge con las manos en la masa. Todo pancho, respondió que la marihuana que llevaba en la mochila no era para él, que lo que él se iba a fumar eran las dos bolsitas que llevaba en los bolsillos. Al escuchar eso, los agentes no daban crédito. El hombre se mostraba tranquilo porque, a su modo de ver, no hacía daño a nadie ni estaba cometiendo delito alguno, pues sostenía que el consumo de droga estaba permitido. Pero tanta... Así que fue detenido y luego puesto a disposición judicial, quedando en libertad con cargos por un supuesto delito contra la salud pública.
Posible condena
Así fue como este joven acudió al juzgado como imputado por un delito y salió imputado por dos; si bien es cierto que para que sea condenado por llevar marihuana encima deberá demostrarse que la tenía para su venta. Si no, saldrá absuelto como decenas de personas en estos últimos meses, que fueron procesadas por cultivo o posesión de marihuana y finalmente fueron absueltos porque la Justicia entiende que solo podrán ser condenados por un delito contra la salud pública los que hayan hecho negocios con la droga.
Hasta el momento, los agentes de los juzgados se han encontrado de todo, sobre todo gente ebria, «pero algo así, nunca».