El asesinato de la niña de Santiago pudo ser planificado hace meses

j. m. pan / x. melchor / m. cheda nacho mirás REDACCIÓN / LA VOZSANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

El padre fue detenido ayer por la Guardia Civil tras el registro en la casa familiar de Teo

26 sep 2013 . Actualizado a las 16:06 h.

Un móvil económico. Esa parece ser la razón de la muerte de Asunta Basterra Porto, la niña de 12 años que fue asesinada y que apareció la madrugada del pasado domingo en una pista forestal del municipio de Teo, cerca de Santiago. La Guardia Civil detuvo ayer sobre las siete la tarde al padre de la niña, Alfonso Basterra, imputado por el homicidio de la pequeña. Fue detenido un día después que su exmujer, Rosario Porto, que se encuentra a disposición de los investigadores desde el martes por la mañana. Ahora, los agentes tratan de determinar cuál es el grado de la supuesta participación de los padres en la muerte de Asunta, si los dos tuvieron la misma implicación o si alguno de ellos fue solo un colaborador necesario en la muerte de la pequeña. En todo caso, las indagaciones policiales apuntan a que el crimen fue premeditado y planificado meses atrás, sobre todo teniendo en cuenta que la principal hipótesis apunta a un móvil de carácter económico.

Los investigadores tratan de determinar si la niña era la heredera del importante patrimonio que tenían los abuelos de la pequeña. Según esa hipótesis, el abogado santiagués Francisco Porto Mella y su esposa, la profesora universitaria María del Socorro Ortega Romero, habrían dejado su herencia a su nieta. El primero, de 88 años, murió de forma repentina en su domicilio en julio del año pasado, y su esposa falleció en la misma casa siete meses antes. Las dos muertes causaron una gran conmoción en Santiago porque eran muy conocidos y no sufrían dolencias graves. Fueron incinerados.

La herencia que habría ido a parar a la pequeña Asunta, y de la que los padres no podrían disponer, incluía inmuebles en Santiago, Vilanova de Arousa y la casa de Montouto (Teo), donde se sospecha que murió la pequeña y no muy lejos de la pista de Feros donde apareció el cadáver.

Alfonso Basterra y Rosario Porto fueron trasladados por la tarde a los calabozos de la Comandancia de la Guardia Civil de A Coruña, en Lonzas. Lo hicieron en dos coches camuflados. Durante el día de hoy estarán a disposición de los investigadores de la Guardia Civil para la realización de nuevas diligencias, que con toda probabilidad incluirán nuevos registros en inmuebles de la familia.

72 horas de plazo

Es probable que los agentes agoten el plazo de 72 horas que establece la ley antes de presentar a los dos detenidos ante el juez José Antonio Vázquez Taín, que instruye el caso de la muerte de Asunta, una niña china que fue adoptada en el 2001. En el caso de Rosario Porto, el plazo se termina mañana viernes, mientras que el período permitido de detención de su exmarido, Alfonso Basterra, concluye el próximo sábado. En ese tiempo, los investigadores de la Guardia Civil tendrán que despejar todas las incognitas sobre la muerte de Asunta, e interrogarán a los padres de la pequeña para aclarar las contradicciones en su denuncia de la desaparición de la niña.

Hay una imagen de las siete horas y media que duró el registro practicado ayer en la vivienda familiar de Rosario Porto Ortega en la aldea de A Pobra, parroquia de Cacheiras (Teo) difícil de borrar de la memoria de los informadores que montaron guardia frente a la finca: la de la madre de Asunta -que llegó al lugar a las doce menos cuarto desde el cuartel coruñés de Lonzas- fumando y sonriendo por momentos junto a los investigadores que, cubiertos con monos blancos, escudriñaban al milímetro en su propiedad, protegida del frío por un abrigo de piel que se puso en la propia casa. Su expareja, Alfonso Basterra, llegó a las 11.30 a la finca de Cacheiras en un taxi con los cristales tintados. A esa hora, la zona estaba tomada por los medios de comunicación hasta el punto de que se circulaba con dificultad. Acompañado de su abogado, Roberto Goris, decidió dar media vuelta y regresar más tarde. Justo después aparecían en la casa dos furgonetas blancas tintados con los agentes encargados del registro en su interior. A las doce menos cuarto llegaba Charo Porto en un coche negro, acompañada de su abogada. Y, de nuevo, a las doce, regresó el taxi con Basterra.

Durante las siete horas y media siguientes se realizó el registro tanto en el interior como en el exterior de la vivienda que un día fue del abogado Francisco Porto Mella, cónsul de Francia durante 25 años y abuelo de Asunta. El juez Vázquez Taín se desplazó a la casa a las tres menos veinte y se marchó diez minutos más tarde, justo antes que Basterra. Desde Teo, el padre regresó a casa de Charo en el Ensanche compostelano, recogió una bolsa con efectos personales y volvió a Cacheiras, de donde ya no se fue hasta que, sobre las siete y media, salió hacia el cuartel de Lonzas, ya en calidad de detenido. Charo Porto lo siguió en otro vehículo policial minutos después.