Un hombre reside desde hace cinco años en el recinto ferial de Xinzo
20 sep 2013 . Actualizado a las 11:46 h.Casimiro Sobrado Fernández vive desde hace dos días bajo el tejado del recinto ferial de ganado del concello ourensano de Xinzo. Junto a su perro Bonito. Antes, su situación tampoco era mejor. Un Land Rover, ubicado en el mismo lugar, era su hogar. El enclave, incluso, donde cumplió hace meses una orden de arresto domiciliario impuesta por una jueza al no pagar una multa de tráfico. Ahora ya no tiene coche, ya no tiene casa.
El Concello de Xinzo ordenó la retirada del vehículo argumentando que era un riesgo para Casimiro Sobrado y para cualquier persona. Desde el área de Servicios Sociales aseguran que han hecho todo lo posible para que su situación cambie, pero que él no quiere. Incluso que le buscaron una plaza en el albergue de Ourense y una habitación en Xinzo. Pero la versión de Sobrado es diferente. Ha empezado una recogida de firmas, en una libreta azul que lleva a todas partes, para que le busquen un lugar en el que vivir. «Yo no me quiero ir de Xinzo. Aquí estoy bien. Solo quiero tener un sitio en el que vivir», explica. Cobra una pensión de 384,90 euros y todos los meses paga 50 euros de multa. La retirada del carné hasta el 2023 hizo imposible, explica, que pudiera seguir trabajando. «Era pintor y luego me dediqué a vender frutas y verduras por la carretera. Hasta que me quitaron el carné y no pude seguir», dice.
«No tengo miedo. Por lo menos desde que tengo al perro»
Hace seis meses alguien abandonó a Bonito dejándolo atado al Land Rover y el perro es ahora su compañía, aunque Casimiro asegura que tiene muchos amigos en Xinzo que le ayudan. «¿Que qué voy a hacer? Pues no tengo ni idea». Ha decidido, por el momento, seguir en el mismo sitio. El fondo de uno de los pasillos del recinto es ahora su casa. Una puerta hecha con dos planchas de madera que dan paso a un pequeño rincón con dos colchones, una bobina de madera que hace de mesa y varias mantas. «No tengo miedo. Por lo menos desde que tengo al perro. Es verdad que alguna vez hasta me han robado. Pero total, peor de lo que estoy no puedo estar», explica. Tiene familia en Lalín e incluso alguna vez ha recibido la visita de una sobrina. «Ellos tienen su vida y yo quiero estar aquí», subraya. «¿Y cuando llegue el invierno? Pues otra manta», añade.
Casimiro sale del recinto ferial con Bonito atado a una correa e inicia su marcha por el centro de la localidad. Nadie diría que ha sido desahuciado de un Land Rover.